Son tres fachadas que había que restaurar y pintar del un antiguo secadero de tabaco en Picanya, después pasó a ser secadero de chufa y ahora se utilizan como naves de aperos y maquinaria agrícola.
Fue todo un reto del que me siento muy satisfecho por el resultado final.
Quité pintura suelta, cerré grietas, tapé agujeros, imprimé y apliqué dos manos de revestimiento de fachadas en amarillo albero.
También apliqué clorocaucho de Sika con fibra a las terrazas en una superficie total de más de 200 metros cuadrados, aunque olvidé hacer fotos.
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Fué relativamente sencillo por la posibilidad de poder colocar andamios.
Véase detalle de las dos pasarelas (izquierda) que unían dos de los edificios.
Vista de dos de las tres fachadas restauradas.