Esta vivienda unifamiliar fue proyectada en un contexto urbano muy peculiar, donde calle y paisaje (el de la sierra de Jarapalos) sugería el uso de una doble estrategia. Ante esta premisa ineluduble y con el objeto de satisfacer las exigencias impuestas por el lugar, resultaba evidente que el diseño de la vivienda iba a jugar un rol fundamental en el desarrollo y concepción del propio proyecto.
El edificio se sitúa sobre una explanada (cota +3.0 m) que domina la calle Casares (cota ±0.0 m). Su fachada principal presenta un aspecto urbano y casi monumental, el acceso a la vivienda (cota +4.5 m) se hace a través de un porche abierto por tres lados, al que se llega por una escalinata. Parte de esta fachada renuncia a la verticalidad de los edificios circundantes inclinándose ligéramente hacia la calle, de tal forma que pareciera querer mantener cierta frontalidad con quien asciende por la escalinata monumental, cuya comodidad (peldaños 40/12) elimina toda sensación de esfuerzo físico.
Al lado opuesto, la fachada jardín se presenta como una cubierta inclinada de un solo agua que recorre todo el flanco sur de la vivienda. Su carga expresiva es evidente dada la proximidad y la dominancia de los pinares de la sierra sobre la vivienda.
Una piscina sobre rasante (lámina de agua cota +3.0 m) de 18x3 metros flanquea la linde oeste de la parcela actuando como vallado de la misma y contribuyendo a la privacidad de los habitantes.
En este artículo