Si no sabes cómo purgar los radiadores de la calefacción y cuándo hay que hacerlo, en este artículo te lo contamos. No te lo pierdas.

Muchas personas piensan que hay que purgar los radiadores dos veces al año: cuando se dejan de utilizar y antes de que lleguen los días más fríos. En realidad, esto no es del todo cierto. A veces hay que purgar la instalación, mientras que en otras ocasiones no es en absoluto necesario. Hacerlo es muy sencillo, algo que cualquiera puede realizar sin tener que acudir a un profesional. Pero es importante tener muy claro el proceso y las precauciones a seguir para evitar fugas o incluso inundaciones. A continuación, te contamos cuándo y cómo purgar los radiadores de tu casa con todo detalle.
¿Cuándo
hay que purgar los radiadores de la calefacción?
“Purgar” los radiadores significa abrir el circuito del agua para eliminar las burbujas de aire que pueden entorpecer el funcionamiento. Pero no es tan fácil que entre aire en los circuitos, por lo que en la mayoría de las ocasiones no será necesario. Para estar seguro enciende la calefacción, espera un rato y toca todos los radiadores por la parte superior e inferior. ¿La temperatura es regular? ¿Calientan todos por igual? Entonces, el circuito no contiene aire y la calefacción funcionará a pleno rendimiento.
1. Apaga
la caldera y espera a que el circuito se enfríe

Para purgar los radiadores, ¿la caldera debe estar encendida o apagada? La respuesta es clara: siempre apagada. Además, tendrás que esperar a que los radiadores estén fríos antes de empezar. Si no lo haces, el agua saldrá caliente y puede causar importantes quemaduras. Cuando se haya enfriado, empieza por el radiador más cercano a la caldera y sigue por ese orden, hasta terminar con el más alejado.
2. Coloca
un recipiente bajo el purgador y aflójalo con un destornillador

El purgador se encuentra en la parte superior de los radiadores, en uno de los dos laterales. En muchos radiadores antiguos lleva un tornillo que se puede aflojar con un destornillador plano o una moneda de 5 céntimos. Los modelos más modernos, por el contrario, suelen incluir purgadores automáticos que evitan tener que realizar este proceso. Antes de empezar, pon un recipiente o una toalla bajo el purgador: servirán para recogerán el agua que saldrá del radiador una vez extraído el aire del interior.
Con el destornillador o la moneda, afloja el purgador un cuarto de vuelta a la izquierda. Ten mucho cuidado: si lo aflojas demasiado terminarás sacándolo y no podrás detener el chorro de agua que saldrá una vez extraído el aire. ¿El purgador está situado en un lugar de difícil acceso para el destornillador, o no lleva tornillo? Entonces, utiliza una llave para purgar radiadores como la que ves en la foto, abajo. Espera a que empiece a salir el agua de forma continua, y cierra el tornillo o el purgador apretándolo en el sentido contrario.

3. Comprueba la presión del circuito
Cuando termines de purgar cada uno de los radiadores, enciende la caldera. Mira el indicador de presión que aparece en la pantalla: debe estar entre 1 y 1,5 bares. Cuando purgamos un radiador, el circuito pierde agua y hay que volverlo a llenar para recuperar la presión correcta. Solo tienes que abrir la válvula de llenado de la caldera, que suele estar situada en la parte inferior, y esperar a que marque la presión adecuada. Cuando la alcance, ciérrala y continúa purgando el resto de los radiadores. En esta ocasión no tendrás que esperar a que el circuito se enfríe, ya que la caldera no habrá tenido tiempo suficiente para calentar el agua.
Tras purgar el último radiador y comprobar de nuevo la presión, no apagues la calefacción. Deja que coja temperatura y vuelve a tocar los radiadores para comprobar que calientan bien y de forma regular. Si alguno falla, lo más recomendable es contactar con un profesional para que lo revise: las reparaciones en el sistema de calefacción, más allá del purgado, son complejas y requieren conocimientos especializados. ¡No te arriesgues!