Un burlete bien puesto puede ayudarte a ahorrar hasta un 25% en calefacción y aire acondicionado. Te contamos qué tipos de burletes para ventanas hay y cómo ponerlos.
¿Sabías que entre un 15 y un 25% del calor se escapa por las ventanas? Lo mejor para evitarlo y bajar las facturas es cambiarlas por modelos más aislantes, pero si están en buen estado y tienen doble acristalamiento, puede bastar con colocar unos burletes de buena calidad. Los hay de distintos tipos, dependiendo del tamaño del hueco a cerrar y de las características de las ventanas. Es importante saber elegir los más adecuados, pero también saber cómo colocarlos. Hoy veremos cómo elegir y colocar (bien) burletes para ventanas y conseguir una importante bajada en las facturas del gas y de la luz.
Tipos de burletes para ventanas

Un burlete es una tira de material sintético, flexible y aislante que se fija en el marco de la ventana. Normalmente llevan una cara autoadhesiva que hace su fijación más sencilla. Se presentan en distintos materiales para dar solución a todo tipo de pérdidas de calor o filtraciones de frío desde el exterior. Unos burletes bien colocados pueden eliminar corrientes de aire y bajar el consumo energético de la vivienda de manera notable: son una solución económica, eficiente y fácil de adoptar.
Según el material del que estén fabricados, podemos clasificar los siguientes tipos de burletes para ventanas:
- Burletes de espuma de poliuretano (en la foto, arriba). Son los más económicos. Se emplean para sellar huecos muy finos, de entre 1 y 4 mm. Son los más flexibles y adaptables, pero su capacidad aislante es menor. Suelen durar, como mucho, unos 5 años.
- Burletes de caucho. Más compactos y gruesos que los de espuma, pueden cerrar espacios de entre 2 y 5 mm de grosor. Aguantan mejor los rayos UV y los cambios de temperatura que los de espuma. Son muy flexibles y se adaptan bien a los huecos, rellenando el espacio y creando barreras aislantes. En esta categoría también se suelen incluir los burletes termoplásticos y los de goma EPDM.
- Burletes de silicona. Son los más innovadores y que mejores prestaciones ofrecen. Dentro de los distintos tipos de burletes para ventanas, son la mejor elección prácticamente en cualquier caso. Pueden sellar huecos muy finos y muy gruesos, con anchos de entre 1 y 7 mm. La silicona es un material con alta capacidad aislante y una vida útil muy extensa (pueden durar hasta 10 años en buenas condiciones).
¿Se pueden cambiar los burletes de las ventanas correderas?

Las ventanas correderas llevan burletes específicos, que mejoran su deslizamiento y aíslan las posibles fugas o corrientes de aire. Con el tiempo los burletes se suelen deteriorar o desgastar, empeorando la capacidad aislante de las ventanas. Estos burletes incorporan un cepillo cortavientos, que hace que las hojas se muevan con suavidad e impide la entrada de polvo. Suelen tener sección en V y se pueden cambiar para mejorar el aislamiento. Los pasos a seguir son:
- Sacar la hoja corredera del marco.
- Retirar el burlete y eliminar la suciedad o los restos de adhesivo con un agua y jabón.
- Medir la zona a aislar, añadir 5 cm a esta medida y cortarla tira de burlete.
- Pegar la tira en su lugar, presionando bien y avanzando poco a poco.
- Las uniones se cortan inglete (45º) para conseguir un ajuste perfecto. Por último, volveremos a poner la hoja en su lugar y comprobaremos que se desliza bien.
Cómo colocar los burletes de las ventanas de forma correcta

Los burletes para ventana se pueden colocar en la hoja o en el marco. En ventanas dobles es aconsejable colocarlos en las hojas, para sellar también la zona central donde estas entran en contacto. En ventanas simples, sin embargo, se pueden fijar en ambas partes. Para colocarlos es importante que el perfil esté limpio; para asegurarlo, lo limpiaremos previamente con alcohol. Una vez cortado (5 cm más largo que la medida del perímetro a sellar), hay que ir retirando el papel protector poco a poco y fijar el burlete presionando cada centímetro. Para comprobar si el burlete cumple su función aislante, colocaremos una vela encendida cerca del marco de la ventana cerrada: si la llama no se mueve, no habrá corriente de aire ni fuga de calor.