Nos encantaría tener dormitorios enormes con mucho espacio para guardar, un buen vestidor y hasta un rincón para hacer deporte, leer o simplemente dejar pasar el tiempo sentados con algo caliente en las manos, pero la realidad para muchos no es así. La mayoría tenemos un dormitorio más bien pequeño al que hay que sacar más partido. Te contamos los pasos a seguir para que consigas un dormitorio perfecto, ¡a pesar de tu tamaño! Esto es lo que nosotros haríamos para aprovecharlo al máximo.
En este artículo
- 1. Empecemos por la distribución
- 2. Turno ahora de la cama
- 3. Aprovecha el espacio que no se ve
- 4. Distribuye y guarda mejor
- 5. ¿Seguro que no cabe un mini vestidor?
- 6. La luz perfecta
1. Empecemos por la distribución
Muchas veces nos conformamos con la distribución que alguien diseñó sobre plano o que tenían los anteriores propietarios, sin pararnos a pensar si es la que más le conviene a nuestro cuarto. Quizás al cambiar la cama de pared puedas añadir ese armario empotrado que llevas tiempo anhelando, o montar un cabecero de pladur de pared a pared. No te preocupes por los puntos de luz, es algo que no es costoso de solucionar, tampoco por las puertas (ahora hay modelos correderos que se instalan sobre rieles vistos que quedan genial). Lo más importante es que el espacio se vea amplio y confortable, y que haya sitio para todo lo importante.
2. Turno ahora de la cama
La cama es el centro de tu habitación. Un elemento grande que a veces se hace enorme cuando le sumamos un cabecero y dos mesitas. Para restarle ese espacio que se come, puedes suprimir el cabecero utilizando un papel pintado, un mosaico o incluso unas baldosas. También puedes, como te decíamos arriba, poner un cabecero de pladur o DM que integre dentro las mesitas, y los puntos de luz, y aprovechar para ocultar retranqueos de la pared, pilares o vigas incómodas. Ponle una repisa arriba de madera para limpiarlo más fácilmente y quedará fantástico. Las camas con canapé no gustan a todo el mundo, pero son una solución cuando necesitamos guardar ropa de cama, mantas, o incluso maletas. Si no eres muy ordenado es mejor que elijas una cama con cajones. Así cada cosa irá a su sitio, en lugar de tener todo mezclado.
3. Aprovecha el espacio que no se ve
Quizás tu dormitorio sea estrecho y alargado, eso nos puede dar una ventaja con respecto al espacio pues posiblemente podamos adelantar el cabecero unos centímetros e integrar detrás un armario con un murito de separación, o incluso unos armarios bajos con puerta para guardar cosas pequeñas. En buhardillas por ejemplo, la parte más baja es ideal para poner el cabecero de la cama, sobre todo si en lugar de acompañarla de las clásicas mesitas, le ponemos un gran armario a medida detrás que integre también el cabecero. Un dormitorio demasiado largo o ancho nos permite crear divisiones con paneles decorativos de cristal, metal o de madera, y detrás esconder un vestidor, un baño, una zona de trabajo... Dependiendo del espacio que quede podemos montar lo que queramos. Y no te olvides de las zonas de paso: un pasillo más ancho de lo habitual puede ser el lugar ideal en el que montar un armario a medida, o una cómoda a juego con la carpintería, para organizar muchas cosas sin saturar la vista.
4. Distribuye y guarda mejor
Distribuyendo de otra forma el dormitorio o manteniendo su distribución, pero trabajando al detalle el plano, es posible que encuentres huecos muertos que ahora ocupa un mueble cargado de trastos, o que simplemente está desaprovechado. Quizás puedas en ese espacio encargar una librería a medida, unas baldas voladas o una práctica mesa de madera que entre en el hueco, para trabajar más cómodos sobre ella (y abandonar por fin esa incómoda postura trabajando con el portátil en la cama). Muchos se sorprenden de las posibilidades que ofrece un espacio pequeño, y no solo nos referimos a los dormitorios, al trabajar con soluciones a medida. Por ejemplo, ese espacio que hay debajo de las ventanas es perfecto para poner un banco de lectura, que debajo de su tapa abatible guarde maletas, nórdicos, libros... Ponle unas colchonetas a juego con los textiles del cuarto y quedará, ¡de revista!
5. ¿Seguro que no cabe un mini vestidor?
No va a ser como el de las famosas, pero nos puede quedar muy apañado si somos capaces de exprimir al máximo todo el espacio. Jugando con la distribución podemos conseguir integrar un armario empotrado que, bien distribuido, haga las veces de casi un vestidor. Un closet en el que uno se pueda mover de un lado a otro, sin tropezar, nos pide al menos 120-130 cm de fondo. ¿No cabe de ninguna manera? No te preocupes, quizás podamos tirar de una habitación colindante que no se use para conectar ambos espacios, o bien diseñar un armario en forma de U invertida con puertas a cada lado de la cama y estantes volados encima. Te resultará muy práctico también un zapatero debajo de la ventana, con el espacio justo y mínimo para que reine el orden, sin perder ni un ápice de estilo. Recuerda que los armarios en L dificultan la distribución. Siempre que podamos es mejor instalarlos en línea. ¿Pondrás el armario en un lateral o a los pies de la cama? Entonces deja al menos 80 cm libres para abrir bien los cajones.
6. La luz perfecta
Todo este trabajo que vamos a hacer para mejorar tu dormitorio caerá en saco roto si al caer la noche se convierte en una cueva. Es fundamental hacer un proyecto lumínico previo, para saber donde vamos a necesitar uno o varios puntos de luz o un enchufe. Ahora hay soluciones para regular la intensidad de la luz en las lámparas o incluso controlarla desde el móvil. Imagina que al final pones el mini vestidor, necesitarás dotarlo de una luz suave interior para poder abrirlo por las mañanas y arreglarte sin molestar a tu pareja. Juega con la iluminación para que el espacio se vea más amplio. Puedes poner LEDs detrás del cabecero, entre la pared y el techo detrás de una moldura, debajo de las mesitas... Hará magia, ya lo verás.
¿Y tú, has descubierto algún truquillo que crees que merece la pena compartir para que lo que tienes ocupe menos espacio? Te leemos.