Si algo hemos aprendido en los últimos tiempos, es la importancia de hacer un consumo más responsable. Aquello de tirar los muebles a la basura porque no nos gustaban, o se habían quedado desfasados, ¡se acabó! ¿Sabes que hay grupos en redes sociales para que la gente suba foto del mueble encontrado en la calle, con dirección y todos los datos posibles? Si tienes la suerte de contar con un mueble antiguo en casa, o te ha tocado en herencia algo que, a primera vista, no te hace mucho "tilín", espera a ver todo lo que te vamos a proponer, para darle una segunda vida. Chalk paint (u otro tipo de pinturas), patas, vinilos y muchas otras soluciones, para que luzca renovado y a la última. ¿Te atreves a probar? Ahorra dinero, y contribuye a un consumo más sostenible y responsable.
¿Qué muebles merece la pena actualizar?

En principio, no hay inconveniente en "tunear" (como solemos llamar en el lenguaje DIY) cualquier mueble. Los de madera son nuestros favoritos, porque solo con darles una manita de lija de grano fino, ya nos dan muchas pistas de su estado y sus posibilidades. Pero si tu idea es decorar con patas, vinilos, telas o estampados, tienes vía libre para elegir otro tipo de superficies sobre las que trabajar. Nos sirven butacas, cómodas, escritorios, aparadores... Antiguallas que se convierten en auténticos tesoros. Los muebles viejos, si son de calidad, pueden tener muchas vidas: una maleta se puede convertir en una mesita, una puerta en una mesa de centro... Muchos creen que detrás de estos cambios hay un gran trabajo de restauración, pero no siempre es así.
Lo primero: limpiar

Para empezar con buen pie cualquier restauración, o simple mejora que te propongas, tienes que partir de una pieza limpia ¿Y si la voy a empapelar también? Sí, siempre es bueno limpiar a fondo, para facilitar el agarre de la imprimación o pintura (con el chalk paint muchas veces se puede pintar directamente); o para que el adhesivo o la cola agarre bien, si estamos pensando en cubrir el mueble con otro material. Si no nos libramos del polvo, o la grasa, ¡vamos mal! Nada más empezar a trabajar ya verías que el acabado no pinta bien. ¿Y con qué se limpian los muebles? Con agua jabonosa o con vinagre se puede hacer (algunos usan mezclas un poco más fuertes, pero este tema ya es más delicado). También venden productos de limpieza bastante eficaces para este fin (generalmente los venden en la misma tienda de pintura). Pero, si estamos hablando de ahorrar, quizás esta no sea la mejor opción.
Si vas a pintar: lija e imprima

Lijar un mueble de madera antes de pintar no es imprescindible. Tampoco imprimar, sobre todo si vas a pintar con chalk paint. Pero son dos pasos que apenas nos llevarán tiempo (piensa que la mano de lija se hace muy superficial) y que nos garantizan un resultado mucho más perfecto. A menudo ocurre que al no imprimar, la madera provoca después un "sangrado" incómodo y feo que estropea todo el trabajo. Por eso, nosotros te recomendamos que realices siempre estos pasos previos. Cuando lo tengas, podrás pintar el mueble entero de un color nuevo, o combinar varios tonos. También utilizar cinta de carrocero, para cubrir lugares que no quieras pintar, y hacer formas o dibujos con la pintura... Hay muchas soluciones (echa un vistazo a Pinterest si te falta inspiración). ¿Y si está deteriorado o tiene desconchones? Se arregla con masilla para madera, o reparadores para ese material en concreto.
Añade patas o cambia las que ya tiene

Las patas de los muebles de madera se deterioran bastante por culpa de la humedad (y como decía mi carpintero: por pasar demasiado cerca la fregona). Una forma rápida de darles un cambio de look instantáneo es invertir en patas nuevas. Fíjate en la rosca (sobre todo si no estás muy puesto con las herramientas), y pon otras más modernas que encajen sin problema. De todas formas, si fueran distintas, no es difícil acoplar unas nuevas (eso sí, igual tienes que tirar de amigos o vecinos para que te faciliten herramienta adecuada). También hay quien pone patas a un mueble básico, haciéndolo así más chic o vintage. O incluso ruedas, para darle un aire industrial. ¿Has oído hablar de los muebles con efecto "dip" o sumergido? Consiste en pintar de otro color las patas, hasta una determinada altura. ¡Pruébalo! Si no te gusta, la solución es fácil y rápida: nueva mano de pintura a todo el mueble, ¡y aquí no ha pasado nada!
Pégale un vinilo o unas originales pegatinas

Está todo inventado. Además de poder decorar los muebles con restos de papeles pintados que tengas en casa (muy habitual en el interior de los cajones), también venden vinilos que se adaptan al tamaño del mueble. ¿Te apetece que parezca de madera, o con una tapa de mármol? Se puede hacer. Suelen ser vinilos autoadhesivos y se ofrecen en acabado mate, brillo, textura madera, etc. Los stickers (pegatinas) son otra revolución. Echa un vistazo a la red y verás de lo que te hablamos. Hay maravillas, a buen precio, con la enorme ventaja de pegarse y despegarse sin dejar ni rastro (os puede venir de maravilla a los que estáis de alquiler).
Y no te olvides de pomos y tiradores

No hay forma más rápida, sencilla y barata de dar un cambio de look exprés a cualquier mueble. Invertir en tiradores o pomos nuevos parece algo muy simple, pero suele tener un resultado fantástico. Sustituye el viejo por otro que se vea moderno (si es tu objetivo), o por otros antiguos comprados en tiendas de segunda mano (o reciclados de otro mueble). Lo más importante, aparte de que la estética te guste más o menos, es que sea un modelo que te resulte práctico. Tienes diseños minimalistas, retro, de cuero, de porcelana, tipo anilla, con cristal, de formas geométricas... Potencia tu creatividad innovando hasta donde tú quieras.