¿Por qué no consigo mantener mi casa limpia?

Llegas tan cansado a casa, que dejas el abrigo en la silla del dormitorio y los zapatos debajo de la cama. Y luego, cuando te vas a acostar, te tropiezas con uno de ellos y ¡ya empieza el mal humor! Pero hay un antídoto infalible: empezar a ser ordenado nada más abrir la puerta de casa. Para ello, coloca un pequeño mueble o armario, según el tamaño que tenga tu recibidor y ¡úsalo! En él puedes colocar el bolso, los abrigos, los zapatos del día a día y los paragüas, en lugar de dejarlos por el medio. 

Parece una obviedad pero muchas personas son perezosas a la hora de hacer la cama y eso hace que el dormitorio nunca esté ordenado ni limpio. Hoy en día, hacer la cama te puede llevar, ¿dos minutos? Con los edredones nórdicos, sábanas que se estiran con facilidad y muchos cojines que inundan las camas, es casi un pecado salir de casa sin hacer la cama. El resultado es abismal: llegar a casa y tener la cama hecha hace que nuestra percepción del dormitorio sea mucho más agradable. 

Nos damos una ducha a diario pero recoger el baño, repasar el lavabo, la ducha y el inodoro lo hacemos una vez a la semana. Así pasa, que el baño lo vemos siempre sucio salvo el día que lo limpiamos. Repasar estas piezas después de la ducha nos llevará unos minutos y sin embargo, el resultado es ver cada día el baño limpio y desinfectado. Tú eliges si el esfuerzo te merece la pena.

En este paso es importante involucrar a toda la familia, incluso a los niños si ya empiezan a tener una edad. Es importante educarles en la importancia de que su dormitorio esté ordenado, en lo importante que es que dejen los zapatos en el lugar destinado para ello, en no dejar nada por medio... De hecho, puedes hacerlo como si fuera un juego, una competición que tiene premio. Si hacemos este ritual todos los días durante unos 15 minutos, y cada miembro de la familia se ocupa de una habitación, la casa estará mucho más limpia y la convivencia será genial. 

Esta es una de las costumbres más perjudiciales contra la limpieza que se pueden tener en un hogar. La cocina hay que recogerla siempre que se use: cocinar y dejar los platos en la pila hasta la cena solo conllevará que en la cena tengas que dedicarle mucho más tiempo a limpiar los platos, vasos, sartenes...porque se habrán quedado pegados restos de comida que con la sequedad, costará mucho más trabajo eliminar. Ni qué decir tiene que con el calor, los olores de los restos de comida inundarán tu cocina y será un foco de atracción para hormigas y otros insectos. En la cocina, no vale la pereza. 

Además del día a día, que te permitirá tener tu casa más limpia y tú disfrutar de ella, es importante hacer una limpieza más a conciencia cada mes. En la cocina, hay piezas importantes como la mampara que se llena de grasa que conviene desmontarla y fregarla bien. También los azulejos, en cuyas juntas también se incrusta la grasa de haber cocinado. Ventanas, lámparas y rincones debes limpiarlos en profundidad para mantener tu casa limpia.

Tienes la suerte de que trabajar desde casa te lo puedes permitir pero tienes la mesa hecha un auténtico caos y eso te impide concentrarte y ser demasiado productivo. Ser ordenado es la clave y para ello, puedes utilizas las mil ideas de almacenaje y organización que existen: desde cajones, muebles auxiliares, estanterías, archivadores, etiquetado... todo lo que necesitas para poder encontrar cada cosa a la primera. El orden y la limpieza son son la clave para que te cundan las horas. Hazlo y verás la diferencia.