Todo en su justa medida

Mientras que el hygge intentaba capturar el momento fugaz y apostar por la comodidad, el lagom asegura que la felicidad reside en la moderación y la frugalidad. Sí, en el término medio está el equilibrio. Ni demasiado ni poco. No hay que renunciar a darse caprichos, pero con los pies en el suelo. Teniendo en cuenta esto, este estilo de vida o filosofía se puede aplicar perfectamente al interior de nuestra vivienda con unas sencillas claves.
Clave nº1: No te dejes cegar por el consumismo

Si algo tiene claro el lagom es que para ser feliz hay que alejarse del consumismo. Aquí nos encontramos con el eterno dilema: ¿comprar o no comprar? Comprar por impulso no es bueno, mejor sentarse, pensar si lo que queremos comprar es realmente necesario y adquirir únicamente las cosas que pueden hacernos la vida más sencilla. Funcionalidad y practicidad a la hora de usar nuestra tarjeta de crédito ¿Significa esto que no puedo comprar ese sofá que tanto me gusta? No. Significa que es mejor pensar dos veces si realmente necesitamos hacer el cambio.
Clave nº2: Busca el equilibrio entre el pasado y el presente

Ni una casa demasiado moderna, ni una vivienda llena de antigüedades. Aquí también hay que saber encontrar la justa medida. Mezclar piezas antiguas, como recuerdos familiares o incluso descubrimientos en mercadillos, puede ser una excelente manera de aportar calidez a las estancias, pero intenta no abusar.
Clave nº3: Apuesta por la sostenibilidad

El lagom hace que reflexionemos sobre lo que consumimos, pero también sobre el impacto que ese consumo tiene en el medio ambiente. Para esta filosofía o estilo de vida, la sostenibilidad es prioritaria. Así, apuesta por los huertos urbanos, nada como plantar nuestros propios alimentos. Además, el término también defiende las energías renovables o el uso de las bicicletas.
Clave nº4: No te olvides de reciclar

Basándonos en el punto anterior, es de esperar que esta filosofía se tome muy en serio el tema del reciclaje. Antes de desechar nada y comprar algo nuevo, intenta mirarlo con otros ojos. Piensa qué podrías hacer para sacarle partido, quizá esa vieja cómoda o esas cajas de madera del trastero puedan servirte para hacer el DIY de tu vida. El secreto está en apreciar los materiales y no dejarnos arrastrar, nuevamente, por el afán de comprar objetos nuevos.
Clave nº5: Separa el trabajo del placer

En este punto, el lagom lo tiene claro, el trabajo es necesario, pero hay que saber relajarse. Lo mejor es separar ambos estados de una manera clara y contundente. Si trabajas en casa, intenta que tu despacho esté completamente separado del resto de la vivienda. No hay nada peor que asociar tu hogar con las horas de estrés, así pues, delimita bien los espacios para saber cuál es el lugar de trabajo y cuál es el espacio para hacer tu vida diaria.
Clave nº6: Juega con el equilibrio entre artesanía y estilo

Si quieres conseguir una decoración armoniosa debes encontrar el equilibrio entre piezas artesanales, hechas a mano, y piezas creadas con los últimos avances tecnológicos. Nuevamente mezclamos el pasado con el presente, aunque en este caso nos fijamos más en los procesos de elaboración. Una rudimentaria madera con tallas hechas a manos junto a una moderna silla de acero o metacrilato puede ser un buen ejemplo.
Clave nº7: Crea un orden agradable

Por último, y no por ello menos importante, es necesario fijarnos en el orden. Sí, el orden está en la base de cualquier estilo decorativo, siendo una de las claves más importantes en cualquier ambiente. El orden hace los espacios más grandes y consigue que tu casa sea mucho más funcional, pero, además, para el lagom, este orden tiene que ser agradable a la vista. Observa tus armarios y despensas ¿te transmiten buena sensación? Quizá sea la hora de colocar cajas, botes de cristal o elementos que además de organizar hagan los espacios más agradables.
hace 6 años
Cada día nos sorprenden con algo nuevo, pero al final, estos estilos defienden más o menos lo mismo. Me gusta.
hace 6 años
Bueno al final por lo que veo se trata de no consumir demasiado pero sí aprovechar más lo que se tiene. Una buena filosofía de vida