Cuatro claves para acertar al reformar un baño pequeño

Parece una obviedad, pero no lo es tanto. Hay veces que la distribución antigua de nuestro baño no es la que más le favorece. Nos referimos a los baños o aseos de las viviendas más antiguas. Muchas cuentan con elementos que ya no usamos y con grandes muebles. Además, es posible que la distribución no sea la que maximiza sus metros.

Si tenemos un baño estrecho y largo, lo mejor es optar por agrupar todos los elementos en uno de los lados. De esta forma dejaremos espacio de circulación en la otra parte. Por otra parte, si nuestro baño es cuadrado, se recomienda que los muebles y sanitarios formen una L, de esta forma se deja un lado libre para poder acceder a todos ellos de forma cómoda.

Evidentemente, por mucho que le pongamos intención, la distribución de un baño, o mejor dicho la buena distribución de un baño, debería revisarla un profesional. Ellos cuentan con mucha más experiencia que nosotros y serán capaces de asesorarnos perfectamente en cada caso.

No podemos negar que una de las partes más importantes está precisamente en el chapado. Paredes y suelo deben ser apropiadas para reformar un baño pequeño. Un truco es usar el mismo material en suelo y paredes. De esta forma creamos una sensación de continuidad que hace más grandes los espacios visualmente.

Es recomendable, además, usar baldosas grandes para minimizar las juntas. Es más, los materiales continuos tipo microcemento pueden ser una excelente opción. Otra alternativa es contar con revestimientos tipo piedra sintética, pues podemos crear placas mucho más grandes y minimizamos al máximo esas juntas. No sólo conseguiremos baños visualmente más grandes, también más fáciles de limpiar.

Otra clave en cuestión de paredes y suelos es escoger siempre colores claros. Puede ser muy tentador meter un color potente, pero lo cierto es que ya sabemos que los colores potentes o muy oscuros empequeñecen las estancias. Los colores claros y neutros como el blanco o el gris, por el contrario, multiplican la sensación de espacio y la luminosidad.

No nos cansaremos de decir que es una de las opciones más interesantes en todo tipo de baños, también para los pequeños; y es que, aunque una ducha se puede colocar por motivos de seguridad o por comodidad a la hora de asearse, lo cierto es que también aumenta visualmente el espacio. Los platos de ducha no ocupan tanto como las bañeras y, además, generan una sensación de amplitud a prescindir del típico faldón. 

Evitemos cortinas de ducha y apostemos por mamparas, eso sí, transparentes. Estas mamparas nos ayudarán a distribuir mejor la luz por toda la estancia. Apostar por los baños pequeños con ducha es una opción que no defrauda.