¿Eres más de cocinas blancas, o te atraen un montón las que utilizan el color? Tanto si te planteas una reforma integral, como si estás pensando en un lavado de cara para tu cocina, tendrás que resolver primero este dilema. Repasamos todas las ventajas de unas y otras para que lo tengas claro y elijas con conocimiento de causa. Toma nota y ¡acierta con tu próxima cocina!
En este artículo
- 1. Un chute de luz
- 2. Disimulan mejor ese limpieza a fondo pendiente
- 3. Amplitud donde no la hay
- 4. Más recogidas
- 5. Las blancas se integran mejor en espacios abiertos
- 6. Una frontera visible
- 7. Ajena a las modas
- 8. Muy personal
1. Un chute de luz
El blanco es un color con el que vas a ganar en luz siempre. Por eso, ha sido la opción elegida durante muchos años en cocinas de todos los tamaños, especialmente en el caso de las más pequeñas. Si apuestas 100% por el blanco (muebles, frente, encimera), tendrás que sumar calidez con un suelo de madera, cemento o hidráulicos que tanto se llevan ahora, y detalles en un color que contraste. Por ejemplo: el negro en tiradores, grifos, lámparas... La de la foto, es toda blanca (mobiliario, frente, encimera). Son los electrodomésticos, los que ponen la acertada y conveniente nota de color. ¿Te atreverías con una encimera blanca? De granito, cuarzo compacto, porcelánicas, ultra compacta, madera maciza o laminadas. Debe ser resistente a los golpes, el rayado y al calor. Antibacteriana, difícil de manchar y a ser posible, resistente al agua.
2. Disimulan mejor ese limpieza a fondo pendiente
Las cocinas blancas son fantásticas, pero mancha que caiga, mancha que se queda hasta la próxima limpieza. Y si tienen un acabado brillante... ni te cuento. En su lugar, las cocinas de color aguantan mejor el trote diario, sin que te pases la vida con el trapo en la mano, sobre todo si su acabado es mate. No podemos diseñar una cocina solo pensando en que sea estética y muy "instagrameable". Debe ser funcional y muy práctica para el día a día. Con materiales fáciles de limpiar, resistentes y de buena calidad para que aguanten muchos años como el primer día. Con puertas laminadas, de madera maciza, lacadas con brillo o mate que te aseguran durabilidad (nada de cantos que en cuatro días se despegan o amarillean). Fíjate en la foto: azulejos tipo metro blancos en el frente y muebles verde aceituna con tiradores negros. Una cocina moderna con un punto retro, que siempre gusta.
3. Amplitud donde no la hay
Si tu cocina es interior, muy pequeña, tiene poca luz o una planta irregular, lo mejor que puedes hacer es apostar por el blanco. No crecerá, a no ser que inviertas en una reforma integral que te haga arañar metros del pasillo o el comedor para dárselo a la cocina, pero se verá tan amplia, que seguro te va a merecer la pena. En este proyecto se reduce a una pared del salón. Por eso, y por tamaño, luz y estética, apostaron por camuflarla. Armarios blancos, lisos y mates (sin tiradores), fregadero y electrodomésticos en acero inoxidable. Y así podrás transformar cocinas blancas pequeñas en un espacio visualmente más grande.
4. Más recogidas
Una cocina grande y desangelada nos pide a gritos algo de color. ¡Tú decides cuánto! Nuestro consejo es que apuestes por tonos que en poco tiempo no te cansen. Ya sabes, las modas hoy vienen y mañana se van. Una cocina beige, crema, gris claro, tiene su punto de atrevimiento, pero no cansa. Verdes, rosas, azules, cuestan un poco más. En cualquier caso, dentro de cada color hay muchas tonalidades. Ante la duda, los más claros. Y si no, mira el éxito de decidir que esta cocina fuera blanca, ¡y verde! Con mucho espacio para guardar, electrodomésticos panelados y un fregadero bajo encimera cerca de la zona de cocción y almacenaje para crear el triángulo de trabajo perfecto. Si vas a reformar de cero y no quieres llevarte ningún susto del tipo: pensaba que quedaría mejor, o que esta combinación funcionaba... pide un proyecto en 3D y ¡se acabaron las sorpresas!
5. Las blancas se integran mejor en espacios abiertos
Cada vez se hacen más cocinas "open concept", totalmente abiertas, o con puertas correderas, paneles de vidrio fijos, islas, penínsulas... Eso provoca que nos tengamos que plantear cómo hacer para que se integren bien en la decoración del resto de la casa (el salón, o el comedor si comparten espacio). Invirtiendo en muebles, encimeras y electrodomésticos panelados blancos, conseguimos que pase mucho más desapercibida. El blanco es el lienzo perfecto para combinar con otros tonos en pavimentos, textiles o complementos.
6. Una frontera visible
Si quieres abrir visualmente, pero seguir marcando distancias entre un espacio y otro, apostar por el color hará que los dotes de autonomía propia. Con muebles, frentes y/o suelos oscuros, la cocina se convertirá en el centro de todas las miradas cuando alguien visite tu casa. Eso sí, tendrás que ser cauto al elegir la luz. Una cocina negra (especialmente si es interior como la de la foto) necesita un cuidado estudio de luz. Focos empotrados, tiras de LED que se colocan debajo de los muebles altos... Un proyecto integral te soluciona todas las dudas desde el principio.
7. Ajena a las modas
Si tu decisión es invertir en una cocina blanca, tienes casi seguro que si algún día hay que reformarla, será para mejorar su distribución, ganar más espacio de almacenaje o comprar electrodomésticos más eficientes (la innovación no cesa). Pero es poco probable que lo hagas porque te has cansado de ella, o se ha pasado de moda. El blanco es la base ideal para todos los estilos decorativos. Nórdico, clásico, industrial, retro, urbano... ¿Y si me canso? Juega con los complementos o los textiles y llénala de alegría.
8. Muy personal
Una cocina blanca es más impersonal y discreta. Una con color, siempre puede presumir de ser mucho más auténtica y personal. Azul, blanca, verde... Los tonos grisáceos o negros se suelen asociar más con el estilo industrial; el crema (como el de la foto combinado con el blanco del mármol veteado), con el chic; y verdes, con un rústico que también se ve mucho ahora. Opciones todas muy valiosas con sus ventajas y sus limitaciones.
¿Y tú, con cuál te quedas con el blanco o con el color? Te leemos.
hace 3 años
Todas me han gustado , pero como práctica que soy la de armarios crema y mármol blanco es la que más me gusta
hace 3 años
Muy profesional
hace 3 años
Aunque todas tienen su encanto, mi preferida es la de color crema con encimera y salpicadero de cuarzo blanco veteado.
hace 3 años
totalmente de acuerdo sobre todo con el blanco,por cierto lo de las manchas es bien cierto y mas si tienen brillo como comentais,
un saludo
hace 3 años
Totalmente en mi caso me combiene blanca ,por el tamaño de mi cocina...pero me encantan los colores uff que dilema ,
hace 3 años
Estoy de acuerdo en lo expuesto sobre las cocinas blancas. Yo soy de cocina blanca y un toque de gris.
hace 3 años
Me encantan vuestras ideas
hace 3 años
Personalmente me gustan mas las cocinas blancas, pero sin brillo. La mía es roja brillante y no puedo estar mas arrepentida. Ya tiene diez años, pero está muy nueva para cambiarla. Ojo con los brillos, son pesadísimos de mantener limpios de huellas.
hace 3 años
Blancas, de color.. o incluso negras. Pero nunca abiertas, excepto si no cocinas. Si cocinas, toda la casa olerá a gambas, a pescado, a fritos, a grasa,... imaginaros el sofá oliendo a grasa. Espantoso. Para el que tenga la cocina de escaparate: abierta, los que cocinamos: grandes y cerradas.
hace 3 años
Yo prefiero el color la he reformado hace poco la anterior era muy oscura la he puesto gris Clarita con brillo , queda bonita y elegante, la cocina es grande ,también influye