Intervenir en un local en planta baja no es tarea fácil. El contacto directo con la calle de alguna forma convierte en vulnerable el espacio interior, y tendemos a protegernos de las miradas indiscretas con barreras físicas a menudo poco permeables y masivas. Os mostramos un proyecto que resuelve con la misma delicadeza tanto el espacio interior como el contorno de fachada, mirando hacia los dos lados con actitud positiva y buenas intenciones.
El estudio de arquitectura de Jaume Blancafort y Patricia Reus resuelve estos 180 m² jugando con color y emoción para proyectar un hogar y enriquecer una calle.
Foto: Marcela Grassi
En este artículo
- Sonreír a la calle
- Definir y comunicar
- Más amplio, más sencillo
- Color y contornos
- Divertido y esencial
- Cocina, reunión
Sonreír a la calle
Acostumbrados a vivir en un apartamento luminoso, de orientación sur, el principal deseo de los propietarios es el de no renunciar a la luz. Con la intención de absorber la claridad de la calle, y ofrecer cierto grado de privacidad al interior, se aplica una solución de fachada con una celosía-cancela, que junto con un dominio de la sombra y perspectivas, actúa como filtro hacia la intimidad de la casa. Se trata de una solución de perfiles metálicos de sección en V, pintados de colores vivos.
La paleta cromática se elige como respuesta a la situación de la vivienda en la ciudad, ofreciendo distintas tonalidades hacia ambos extremos de la calle. De esta forma, si uno se aproxima a la vivienda desde la montaña, la cancela muestra sus variaciones de verde, y si nos acercamos desde la playa, veremos tonos tierra y anaranjados. Una pequeña licencia, un gesto artístico que enriquece la calle con un toque de chispa, al tiempo que protege la vivienda.
Definir y comunicar
El interior busca ser un espacio diáfano y holgado, sin particiones ni divisiones totales. La cancela de color de la fachada se trae también hacia dentro a modo de celosía, y define el contorno del espacio de entrada sin suponer un bloqueo visual hacia el resto de la planta baja. Un sutil gesto que permite dibujar un patrón de circulación, y seguir concibiendo la estancia principal de manera global e ininterrumpida. Las entradas de luz atraen las miradas hacia el resto del espacio, y el acceso a la planta superior se realiza desde este punto, sin necesidad de desviarse hacia el interior.
Más amplio, más sencillo
El espacio principal se resuelve de forma que ofrezca la máxima holgura posible. La cocina se convierte en el centro y corazón de la casa, testigo de cualquier actividad que se realice a su alrededor. En palabras de los propios arquitectos: "La casa es una cocina a la que se le suman las habitaciones como si fueran elementos de servicio y no al revés".
El tratamiento inocuo de las paredes y techos convierte la estancia en un contenedor limpio y neutro, escenario del curso de la vida doméstica. El suelo se cubre en su totalidad con un pavimento laminado de roble, favoreciendo el movimiento natural de un extremo a otro. Los tablones se disponen paralelos a la longitud mayor del perímetro, potenciando la direccionalidad de la estancia y generando un mayor efecto de amplitud. La escasez de mobiliario y simplicidad de líneas convierte el espacio en un lugar despejado, flexible y de uso optimizado.
Color y contornos
La zona destinada al comedor queda señalada y envuelta en un rayado de tonos vivos anaranjados de la celosía de entrada. Con este gesto se consigue ofrecer independencia a los espacios mediante trazos de color, sin renunciar a la continuidad visual. El resto de la estancia presenta una serie de volúmenes de luces y sombras en escala de blancos, que recibe la claridad del patio de manzana, reflejada en superficies lacadas y bovedillas del techo. Al fondo se intuye la cancela trasera, acercando los verdes y azules al interior de la casa.
Divertido y esencial
La planta se abre por completo en su fachada al patio interior de manzana mediante amplios ventanales de carpinterías correderas de madera. La madera es un material aislante natural, y reduce las pérdidas de calor, al tiempo que protege de los cambios bruscos de temperatura. Otorga además un carácter cálido y cercano a la fachada.
La celosía metálica plegable permite el cierre total del interior como sistema de protección, y convierte el patio en un exterior vibrante, alegre y original. El pavimento de hormigón pulido refleja la luz del interior y alarga el ritmo de varillas de la cancela, haciendo que se fundan la luz y el color en un acabado oleoso. El patio se propone como continuación del espacio interior, contemplando las ocasiones en las que el tiempo acompaña y la actividad se desenvuelve dentro y fuera de la línea de fachada.
Cocina, reunión
En esta familia son amantes de la cocina, y por eso constituye la pieza más importante y columna vertebral de casa. Una celosía metálica que desciende del techo en forma de T invertida esconde los conductos de extracción de la campana, así como espacio de almacenamiento sobre la encimera. La iluminación integrada enciende uniformemente la superficie de cuarzo sintético sobre la que remover y conversar al mismo tiempo. La banda lateral del espacio se reserva para alojar armarios y electrodomésticos, sin invadir el espacio central ni perturbar superficie disponible. Un sencillo esquema que premite total libertad de movimiento y uso, reflejando así el carácter y el estilo de vida de la familia.