En una buhardilla... parisina. Que no es lo mismo. ¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir en la última planta de estos elegantes edificios y pasar los días a medio camino entre la bohemia y la alta sofisticación?. Hoy nos adentramos en una de estas privilegiadas viviendas de 72 m para descubrir cómo en definitiva, todo el mundo tiene las mismas necesidades: aprovechar el espacio, abrir estancias y buscar la luz. Ahora sí, ésta tiene unas maravillosas vistas del Mont Matre.
En este artículo
- Vivir a ras del cielo
- Espacio optimizado
- Melancólico transgresor
- Color sobre fondo blanco
- Pasión por el detalle
- Tranquilo y personal
Vivir a ras del cielo
Imaginémonos la situación: una joven diseñadora de moda adquiere un gracioso apartamento abuhardillado en una pintoresca calle del barrio de Montmatre, en París. Un sueño. El estudio de arquitectura SABO Project interviene en la historia para transformar el espacio, que por mucho encanto que tenga en su estado original, necesita eliminar tabiquería, retoques de distribución y mano izquierda para convertirse en el espacioso y moderno apartamento con el que sueña la propietaria.
Espacio optimizado
Desde luego, no hay duda: todo el mundo necesita espacio. Y de almacenamiento, por supuesto, también. El proyecto hace un esfuerzo por integrar el mobiliario en la envolvente para despejar el espacio interior y lograr con un mismo gesto resolver la distribución y dar apoyo a las estancias. La intervención permite apreciar de forma clara el carácter del espacio, dando protagonismo a la altura libre y jugando con la composición para lograr que la luz cruce las estancias y encienda el interior desde todos los frentes.
Melancólico transgresor
El proyecto hace un esfuerzo por recuperar los elementos de valor arquitectónico del estado original de la vivienda. Así, tratándose en este caso de la última planta de un edificio histórico, se resuelve dotar de protagonismo a las vigas de soporte de la cubierta, robustas piezas de madera, que sirven como recordatorio de la tradición constructiva. La decisión contrasta con el resto del interiorismo, de carácter más contemporáneo, con notas ácidas y líneas minimalistas. El mobiliario se funde con la envolvente para ofrecer un generoso set de espacio de almacenamiento, que rodea la casa oculto a la vista, sin comprometer el interior diáfano. Las escaleras se integran la pieza central, organizando ambientes y comunicando ambas plantas con un original trazado de peldaños entrelazados, que recuerdan además al contexto urbano de Montmatre, donde subir escaleras forma parte del día a día.
Color sobre fondo blanco
La cocina, de aspecto radiante e impecable, se convierte en todo un catálogo de recursos, con un cuidado diseño para cada elemento. El mobiliario lacado en blanco crea una superficie de reflejo de la luz natural, alternando los toques metalizados de los electrodomésticos. La encimera de acero inoxidable recorre todo el largo de la estancia, pareada con una segunda pieza instalada en el plano superior, que junto con la campana extractora crean un recinto en gris metalizado, atrayendo la atención y desdibujando aun más las líneas del mobiliario integrado circundante. El suelo se declara protagonista, con una instalación de bandas de linóleo en 14 colores diferentes, para alegrarle la mañana a cualquiera.
Pasión por el detalle
Y es que cada pequeña pieza y cada esquina es concebida con sumo cuidado. El fregadero se recorta a medida en la superficie de la encimera, encajando a la perfección, con una junta casi invisible. El panelado de la pared se abre en ocasiones para ofrecer superficies de apoyo y huecos de almacenamiento, disimulando además las hendiduras de apertura para los armarios. La estrella del espacio es el pequeño jardín interior de plantas aromáticas, que combinan la luz natural con un sistema de iluminación artificial para mantenerlas siempre en condiciones óptimas. Un toque de clorofila en la cocina siempre viene bien.
Tranquilo y personal
El dormitorio se aloja en la planta superior con carácter de altillo hacia el el salón. Se trata de un espacio recogido e íntimo, que no renuncia a la holgura y frescor de estancias de mayores dimensiones y alturas. También aquí reconocemos los trazos del mobiliario disimulado en las paredes, ocultando estanterías y armarios y combinado la neutralidad del blanco con aplacados de madera. La tarima recuperada aporta seriedad a la estancia y la luz natural inunda el interior. Mobiliario mid-century y plantas de interior completan este dormitorio que se aleja de la noción de altillo y se acerca más bien a la de una suite supérieure.
hace 7 años
Precioso! Un 10 también a ese análisis técnico!
hace 7 años
Me encanta <3
hace 7 años
Jolín, que envidia. Es preciosa.