Una casa forrada de color

En la última planta de un edificio de viviendas en la calle Lluís Companys de Barcelona, todo es luz natural. En este encantador apartamento que corona la calle, los detalles clásicos de la fachada marcan el ritmo del espacio interior a golpe de arcos de medio punto. El equipo de Arquitectura-G supo entender el valor histórico y formal de la casa, transmitiendo al interior la lectura del edificio y aplicando estrategias de distribución y acabados contemporáneas. El resultado es una casa luminosa, moderna y práctica.
Fotografías de José Hevia y Asier Rúa
- Un interior lleno de vida
- Bajo bóvedas en blanco
- Colores y tejidos
- Sentido práctico y originalidad
- Estancias en silencio
- Código abierto
Un interior lleno de vida

Es difícil relacionar esta casa con un estilo, o definirla con un nombre. El interior transmite a la vez fuerza y templanza, con espacios holgados y piezas de mobiliario icónicas. El color inunda la estancia, que invita a acariciar los acabados y recorrer el espacio con la mirada, reparando en libros, materiales, tejidos, plantas… Una composición llena de vida, resultado de una intervención sensible y cuidada. El peso cromático desciende a nivel del suelo, con un magnífico parqué macizo de tablilla de cerezo combinado con moqueta roja. La intervención define los espacios de manera natural, con una cadena de estancias lógica y circulaciones fluidas. A lo largo de la vivienda se articula una pieza central longitudinal, que incorpora instalaciones y espacio de almacenamiento al tiempo que organiza las estancias a su alrededor.

Bajo bóvedas en blanco

Un cajón de falso techo acompaña a la pieza central de distribución y servicio, coronando el interior y dando forma a pequeñas bóvedas como continuación de los arcos de medio punto de la fachada. Este gesto dibuja un paisaje interior elegante y coherente, y viste las estancias antes de ser amuebladas. En la cocina, el blanco envuelve la mitad superior del espacio, terminando en la encimera de mármol de Macael, mientras que el mobiliario se realiza con acabado de madera. La mesa de comedor es un reflejo del entablillado de cerezo del suelo. La luz inunda la estancia y las vistas pasan a formar parte de los interiores.
Colores y tejidos

La moqueta se convierte casi en el signo de identidad de la intervención. Ascendiendo por superficies verticales y forrando el mobiliario integrado, tiñe la estancia de ocre y crea un ambiente cálido y tranquilo. El tejido del tapizado de los sofás se funde con el de la moqueta, creando un contorno de color profundo que domina la estancia y le otorga cierta atmósfera de club de caballeros. Las estanterías recorren el perímetro y las piezas de arte salpican las paredes.
Sentido práctico y originalidad


Otra de las originalidades del proyecto es el llamado “cuarto blando”. La estancia se plantea con un programa abierto, como cuarto de juegos, de lectura o de invitados, sin llegar a estar dominada por una única pieza de mobiliario. En su lugar, se diseña una cuadrícula de cojines apilables que llegan a cubrir la totalidad de la superficie e introducen una nueva forma de vivir el espacio. A ambos lados de la pieza central, las estancias quedan comunicadas en cadena, alternando diferentes tipos de pavimento, bañadas todas de luz natural. Con el propósito de facilitar la apertura de los espacios, se diseñan puertas de doble hoja y canto reducido que hacen desaparecer el vano al abrirlas.
Estancias en silencio

Los dormitorios son espacios íntimos y recogidos, envueltos de claridad y silencio. Los suelos de moqueta amortiguan el ruido y las paredes se revisten de madera allí donde se abren los armarios. La generosa altura del techo descomprime la estancia y el mobiliario se reduce al mínimo. Los tiradores son también diseño de los arquitectos.
Código abierto


Los baños se plantean como un área de tránsito entre las estancias comunes y la intimidad de los dormitorios. El proyecto define una zona de baño común que incluye diferentes escenas hacia ambas fachadas de la casa. Los aseos se contienen en espacios cerrados, mientras que la ducha y la bañera se esconden tras bandas de armarios y giros de la distribución. La libre circulación es una de las normas compositivas del proyecto. El mobiliario de mármol de Macael incorpora lavabos, encimeras, superficies de apoyo y toallero, en una composición monolítica y sencilla. La luz atraviesa la estancia de lado a lado y se refleja en las superficies de espejo, jugando con la profundidad del espacio y engañando a la percepción.