El estilo rústico está más de moda que nunca. Lo vemos en cocinas, salones o ¿por qué no? recibidores, además de todos los tamaños. Olvídate de esa imagen carca que imaginas cada vez que piensas en algo rústico. Conoce las 4 señas de identidad del nuevo rústico y verás como no puedes dejar de amarlo.
En este artículo
- 1. El abrigo de la madera
- 2. Piezas recuperadas
- 3. La calidez de todos los detalles
- 4. Y un equilibrio constante
1. El abrigo de la madera
En suelos, armarios, techos. La madera es la gran protagonista de cualquier ambiente rústico contemporáneo. Al rústico que está de moda le sienta fantásticamente la luz que entra por las ventanas (y contraventanas de madera) o por los grandes vanos abiertos en la pared. Se lleva bien con las puertas de hierro y cristal, y con los colores más cercanos a la naturaleza: tierras, beige, grises. ¿Te apasionan las puertas tipo granero? Pues en un hall de este estilo quedarían de miedo, además no ocupan nada de espacio porque son correderas.
La madera oscura es imprescindible en suelos y techos deja paso a otras variedades de tonalidades intermedias donde los decapados o el blanco total están permitidos, especialmente si queremos que nuestro rústico se acerque al nórdico o escandinavo; o incluso a todo color, si queremos enfatizar alguna pieza. ¿Quieres que la puerta de entrada de tu casa haga un viaje al pasado que le siente de muerte? ¡Pide que te la decapen y verás qué efecto! Restaura viejos techos y presume de vigas. Y si no las tienes originarias de construcción ¡no pasa nada! siempre puedes incorporarlas a tu recibidor. Además de en madera las hay de poliuretano o hasta de imitación de hierro.
2. Piezas recuperadas
Un banco, un espejo, un armario o una consola... Muebles con sabor tradicional. Los muebles de toda la vida tienen sitio en tu nueva entrada, siempre y cuando seas cauteloso con su tamaño. Piensa que normalmente un recibidor tiene unas dimensiones reducidas. Escoge bien las piezas, patea mercadillos y ferias; intenta que todo lo que entre tenga su historia; y siempre se cauto añadiendo piezas para no atiborrar el espacio. Recuerda que en algunas piezas preciosas pueden vivir animalitos indeseables, así que antes de meter en casa la pieza, consulta con un restaurador (¡por si acaso!).
En esta historia hay sitio también para elementos de hierro y metal pintado en color negro o bronce que pueden servir para las escaleras, lámparas de techo o incluso unos farolillos en el suelo. Y si los muebles de siempre no caben, no pasa nada, un mueble a medida o un banco corrido puede cumplir perfectamente la misma función y representar también esa esencia hogareña y cálida de las casas de campo, aunque adaptado a tu familia.
3. La calidez de todos los detalles
Suelos de barro, vigas de madera, techos abovedados al natural o pintados, mobiliario de obra, paredes de piedra o ladrillo visto, grandes ventanales acentúan la calidez de cualquier espacio. Un recibidor que invita a entrar debe de tener pocas piezas pero bien escogidas: una cómoda recuperada, un perchero de otro tiempo, quizás un baúl o una banqueta para descalzarse, damajuanas en el suelo, espejos antiguos... Los detalles cuentan mucho. Por eso, apuesta siempre por lo natural que se lleva bien con todo. Te hablamos de cestas de mimbre, alfombras de fibras naturales, cestos con flores... Todo aquello que recuerde a las casas de campo o de pueblo es bien recibido.
Una entrada cálida y sencilla se puede conseguir pintado la pared de un color cercano a la tierra (o más pastel si quieres aportar un tono divertido), o utilizando paneles o papeles pintados que simulan piedra, madera o lascas de pizarra, y añadiendo un par de baldas voladas de madera. ¡Así de sencillo! Piensa en dónde dejaréis los zapatos, algún cesto para las llaves, una alfombra calentita que abrigue los pies al entrar y un espejo en el que darnos el último repaso antes de salir de casa.
4. Y un equilibrio constante
Atrévete a invertir en suelos de barro recuperado, dejar a la vista techos abovedados, utilizar tonos tierra en las paredes, pintar las puertas de blanco (azul o verde, si quieres un efecto más llamativo) y terminar de decorar con alfombras de fibras naturales. La mezcla de estilos conseguirá que en tu hall, a pesar de haber algunas piezas rústicas, se respire una atmósfera personal fruto del equilibrio entre los distintos materiales.
Un recibidor amplio nos da margen para añadir incluso un armario donde dejar los abrigos, o una gran mesa redonda en el centro que sirve para dejar el correo y esas cosas que traes en la mano. Uno más pequeño puede lograr el mismo efecto rural invirtiendo en un perchero clásico y un simple banco de obra en el que sentarse a descalzarse. Lo más importante de todo es que al llegar a casa tu recibidor te parezca el más bonito y práctico del mundo.
¿Y tú, estás pensando en dar a tu recibidor ese aire de los hoteles rurales o las casitas de campo? Nos encantaría saber si os gustan tanto como a nosotros, y si también estáis pensando en reformar el vuestro para que siempre os ofrezca la mejor bienvenida.
hace 4 años
Yo estoy ven ello ahora,tengo una duda que me está quitando el sueño, tengo consola de cristal volada y no sé si cambiar el espejo redondo de madera por uni cuadrado e blanco o madera, tengo pintado en verde manzana,muy chuli,, pero no sé qué hacer