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En ‘Imperial Cost’ se ha hecho toda una declaración de intenciones de cómo convertir un piso de los años 60 en un espacio joven, abierto y marcadamente urbano.
Un segundo sin ascensor, cercano a una línea casi desaparecida de Renfe… Pero luminoso, muy luminoso; orientado a un parque/pulmón de la ciudad y con techos abovedados. ¡Y con una chimenea propia como sorpresa de última hora!
Pasando a la zona privada de la vivienda, encontramos la habitación principal. Una cama doble sin cabecero, donde el toque de color lo aporta la decoración, y el vestidor abierto realizado con tuberías de hierro fundido y dos cómodas low cost. Una fórmula original de dar color a través de ropa, de tener todo expuesto y aligerar el presupuesto de la reforma. Láminas de artistas internacionales junto con un lienzo pintado por la abuela de la familia. Todo suma. Un espacio donde descansar, y desayunar con los primeros rayos de sol y el canto de los pájaros del parque de fondo. Neutro, abre a un cuadro verde a través de su ventana.
Con todo esto, y con el objetivo de no desechar nada (a excepción de metros de pasillo), planificamos una estancia siempre pensando en el aprovechamiento de la luz natural.
El único baño de la vivienda es un espacio que convive en unidad de estilo con la zona de agua, para dar esa sensación de continuidad de espacios. En resumen, la reforma de esta vivienda, sus acabados, mobiliario y estilismo intenta agradar a ese público joven que quiere completar sus propios espacios, haciendo suyos cada uno de ellos.