Descubre las ventajas de la cocina de gas

Los que están acostumbrados a cocinar con gas natural, defienden que los platos tienen un sabor completamente diferente al de los platos cocinados con placas eléctricas. Quizá tenga sentido; el gas natural asegura una cocina más rápida y eficiente de los alimentos, conservando mucho más las propiedades de los alimentos que otro tipo de placas. 

Las cocinas de gas natural permiten cocinar a la temperatura deseada, regulándola de forma más minuciosa. El gas natural puede regularse con potencias muy altas y potencias realmente mínimas. De esta forma, al poder controlar en todo momento la llama, se conservan mejor las vitaminas y proteínas, consiguiendo que los alimentos no pierdan ni su color, textura, sabor o consistencia.

Son menos comunes, pero los hornos de gas también son posibles, y sí, también cuentan con ventajas frente a los eléctricos. Su combustión desprende vapor de agua, creando una atmósfera húmeda que facilita que los alimentos no se resequen mientras se hornean. Además, los hornos de gas natural reducen el tiempo de precalentamiento y recuperan rápidamente la temperatura interior al abrir la puerta.

Las cocinas de gas son las más eficientes y rápidas del mercado. El gas natural es una energía de suministro continuo, mucho más económica que cualquier otra. El precio de la electricidad asusta, y aunque la media de las facturas de gas también ha subido, su combustión es más eficiente.

Como comentábamos antes, la regulación de la llama es bastante práctica. Esta regulación evita que se registren aumentos innecesarios de consumo, algo que disminuye el coste de mantenimiento de estas cocinas de gas.

No todo es ahorrar. Sí, es esencial en los tiempos que corren, pero también hay otros aspectos que deberían preocuparnos, como el respeto al medio ambiente. Elegir gas natural es elegir cuidar el medioambiente. Se trata de una energía limpia que respeta al máximo el entorno. Su combustión emite menos CO2 que el resto de energías convencionales, tales como el gasóleo o el carbón. No genera cenizas ni residuos sólidos y las emisiones de NO2 son prácticamente nulas. Esto significa que contribuye a la disminución del efecto invernadero y de la lluvia ácida.

Una de las cosas que más suele preocupar es la seguridad en el hogar. El gas natural no se almacena, algo que ya de por sí da seguridad. Además, al ser más denso que el aire, tiende a ir hacia arriba y al exterior de las viviendas. Aunque en su combustión se genera monóxido de carbono, las cantidades son pequeñísimas. Por si fuera poco, estas cantidades se diluirán en la atmósfera rápidamente y sin problemas.

¿Y si hay problemas de fugas? Al gas natural se le añaden odorizantes químicos con un olor muy característico. Esto significa que, ante cualquier tipo de fuga, se detectará fácilmente el escape de gas.