Cambiar el suelo no es algo que se haga todos los días. Es costoso, molesto y no solo influye en la apariencia de tu casa, a no ser que escojas cambiar el suelo sin obras, que también es posible. No obstante, no siempre es así, por eso no sirve cualquiera, y menos en toda la casa. Te damos las claves para que decidas con criterio, cuándo sí y cuándo no convendría unificar espacios en tu hogar con ayuda del suelo.
En este artículo
- Sí, cuando quieras ampliar (visualmente)
- Sí, cuando quieras ahorrar en mano de obra
- Sí, para lograr continuidad (aunque con transiciones)
- No es imprescindible si afrontas una reforma parcial
- No, para zonificar y crear espacios diferenciados
- No, si quieres poner el acento en el contraste
Sí, cuando quieras ampliar (visualmente)
Puede que invertir en un suelo nuevo para toda la casa sea un incordio, pero si buscas una superficie unificada y continua que haga que los ambientes crezcan y se vean mucho más integrados, esta es tu opción. Hubo un tiempo en que se recomendaba un suelo muy sufrido en la cocina, otro que no diera problemas de humedad en los baños, alguno resistente en el cuarto de los chicos... Un puzzle que no te recomendamos, ¡sobre todo si vives en un piso pequeño! La elección debe hacerse de manera conjunta con el resto de elementos de la casa, para que todo encaje a la perfección. Las cocinas que se abren al salón nos piden suelos duros y uniformes, preparados para mucho tránsito. Cerámica, piedra, microcemento... Serán siempre una buena elección. Para los que buscan parquet, pero sufren pensando en sus cuidados, un pavimento continuo de cerámica imitación madera queda espectacular. Lo puedes mezclar con un alicatado en tono neutro que no desentone con el suelo y, si te apetece, con alguna pared que quieras destacar.
Sí, cuando quieras ahorrar en mano de obra
Si dudas entre hacer una reforma integral o ir poco a poco, lo ideal es siempre lo primero. Lo que ocurre es que a veces el presupuesto no llega y hay que hacerlo a trozos. A la hora de hacer cuentas deberías tener presente que cambiar todo el suelo de una vez siempre sale más a cuenta, pues se ahorra en mano de obra y el resultado siempre es más satisfactorio. El suelo forma parte de un conjunto que de no hacerse así, siempre verás parcheado. Con los simuladores de ambientes puedes probar diferentes alternativas. Nuestra recomendación es que no te dejes llevar por las modas, ni por un suelo que se vea precioso, pero sea una tortura de mantener limpio y en buenas condiciones. Se trata de una reforma costosa (en todos los sentidos). Por eso debemos valorar estética, resistencia, limpieza, garantía y el uso que se le va a dar. ¿Sois solo dos o hay niños? ¿Tenéis mascotas? ¿Os gusta caminar descalzos por casa? Todas estas cosas las debéis valorar.
Sí, para lograr continuidad (aunque con transiciones)
Imagina que te gustan mucho los suelos de madera y que, en concreto en el salón para darle más carácter a la estancia o un aire clásico, encargas que lo instalen en espiga. ¿Qué pasa entonces con el pasillo? ¿Seguimos en espiga? Lo habitual es que no. Generalmente en estos casos se cambia la dirección para facilitar la instalación (y ahorrar costes). Con esto os queremos explicar que no siempre que hablamos de "necesarias" transiciones, nos referimos a suelos de materiales distintos. A veces hay que hacerlas para conseguir una junta de dilatación, para rellenar huecos o por motivos estéticos. Volviendo al ejemplo del pasillo, uno eterno se puede acotar utilizando una o varias lamas en sentido contrario. Así distraemos a la vista, y parece más corto.
No es imprescindible si afrontas una reforma parcial
Las transiciones entre un suelo y otro son un problema habitual en las reformas de viviendas, pues baños y cocinas suelen tener un suelo distinto al del resto de la casa (tarima flotante, laminados). Puede que se mueva un tabique unos centímetros para darle más espacio a la cocina, o que se derribe por completo para conectar dos estancias. ¿Vamos a cambiar el suelo de toda la casa por esto? Normalmente no. Lo habitual es utilizar una pletina fina del tono y material del suelo (también puede ser una lama del mismo grosor y material) que se coloca a ras del suelo. Y si no hay más remedio, inventar un escalón de un ancho considerable (para evitar tropiezos). Lo más importante, además de contar con un material de calidad, es elegir un buen instalador para que aplique la solución más correcta y estética. En el caso de la cerámica, por ejemplo, se puede usar una pasta niveladora para alcanzar la altura de otros materiales.
No, para zonificar y crear espacios diferenciados
En espacios amplios y carentes de calidez, conjugar varios suelos puede ayudar a definir las estancias y hacerlas más confortables. Puedes utilizar un suelo distinto a modo de alfombra para remarcar la zona del comedor o la isla de la cocina; o hacerlo con incrustaciones. En este último caso, en lugar de haber una transición recta se mezcla un tipo de suelo con otro, sin trazar líneas fijas. Es muy frecuente combinar lamas rectas con azulejos hexagonales en la cocina o los baños. Y si no, fíjate en esta cocina: se ha aprovechado el suelo para delimitar la cocina. En las viviendas en que se entra directo al salón, un pavimento distinto marca el recibidor y sirve de zona de transición para dejar los zapatos (muy recomendable si dentro tenemos parquet). Transiciones que, elegidas de forma adecuada, no deben suponer ningún drama.
No, si quieres poner el acento en el contraste
Si quieres conseguir un golpe de efecto para darle a una zona de tu casa todo el protagonismo, puedes probar con un suelo que contraste. Los hidráulicos se llevan mucho, pero no es lo mismo verlos en una cafetería un rato, que en tu casa todos los días. Es muy importante que sea una zona delimitada y que sea un diseño del que no te canses pronto. Hay que tener cuidado entre el corte del suelo y el resto. Algunos apuestan por poner baldosas en la zona más cercana a los muebles de la cocina, a modo de alfombra protectora, y en el resto otro pavimento. Con los nuevos vinilos adhesivos ni siquiera hace falta hacer obra. Son suelos de "pega", nunca mejor dicho, perfectos para los que viven de alquiler, o no acaban de ver claro el tema de la reforma.
Ya ves que no hay soluciones universales. Solo consejos que pueden funcionar mejor o peor en función de muchos elementos a valorar. Al final, dentro de una armonía coherente, todo debe de estar a vuestro gusto.
¿Y tú, vas a reformar tu casa (o parte de ella) y dudas si poner el mismo suelo? ¿Qué opción te convence más? Nos encantará saber qué opinas. Anímate a dejar tu comentario.
hace 2 años
Ha sido muy intéressante,