¿Cuáles son las diferencias entre aislamiento e impermeabilización?

El aislamiento térmico, entendido como la capacidad de un material para protegernos del frío y del calor, se deriva principalmente de una propiedad llamada conductividad térmica que es la encargada de medir la capacidad de transmisión de calor por conducción de un material. Algo propio de cada material empleado y que nada tiene que ver con el grosor del mismo. 

Es más, en este caso tiene especial importancia lo que se denomina resistencia térmica que, en el caso de ese material, representa la capacidad del mismo de oponerse a un flujo de temperatura. Así pues, en el caso de materiales homogéneos es la razón entre espesor y conductividad térmica; mientras que en los que no son homogéneos es el inverso de dicha conductancia. 

Precisamente, ese aislamiento térmico por conducción es especialmente relevante en el sector de la construcción ya que se aplica en fachadas, suelos o tejados de edificios y viviendas. Como has podido leer, es importante saber cómo aislar térmicamente una pared.

Por otro lado, y de forma totalmente distinta, en el caso de las viviendas también se tiene en cuenta la impermeabilización que es otra característica presente en ciertos materiales de construcción y se basa en su capacidad para evitar el paso de líquidos e incluso para evitar su absorción. Es lo que técnicamente se conoce como resistencia a la penetración del agua. 

Dicho esto, es más sencillo comprender ahora que tanto aislamiento e impermeabilización son dos conceptos totalmente diferentes. Sin embargo, ambos actúan de forma conjunta a la hora de invertir en una mejora tanto del ahorro energético como del confort de la vivienda. En este sentido, la mejor combinación es aquella con la que se opta por un aislamiento térmico y acústico adecuados; sobre todo si se trata de una rehabilitación o reforma de la fachada o el tejado.