¿Evitas recibir visitas en casa porque te da una vergüenza terrible que vean lo feo, viejo y oscuro que es tu salón? ¿No tienes mucho tiempo y quizás tampoco demasiado presupuesto? No te castigues más, nosotros tenemos la solución para que tu salón por fin entre en el siglo XXI y abandone las tinieblas. Con las ideas que te vamos a dar a continuación será pan comido. ¿Te animas?
1. Una mano de pintura hace milagros

La forma más rápida de renovar el salón y darle luz es iluminando la caja (es decir, paredes, techos y suelos). No es preciso que pintes todas las paredes de blanco. Hay muchos tonos claros que nos regalan ese extra de claridad que necesitamos, sin recurrir al blanco de siempre. Si el salón recibe poco o nada el sol directo, evita los tonos más fríos o azulados para evitar el efecto hospital, mejor un color claro que tenga una pequeña dosis de amarillo. Con las pinturas de carga mineral y las satinadas se consigue ese extra de luz que buscamos. ¿Te gusta el papel pintado? Puedes utilizarlo para zonificar sin llenar, iluminar las paredes y sobre todo... conseguir mucha, mucha personalidad y estilo en tu salón. Hay revestimientos adhesivos, ¡qué pueden hacer milagros!
2. Adiós suelo feo

Si por más que lo miras no hay forma de encontrarle el atractivo, tienes varias opciones para acabar con el problema. Desde poner encima un suelo laminado o vinílico (adhesivo o en clic) a invertir en grandes alfombras. Lo más práctico es contar con una calentita de algodón o de lana para los meses más fríos, y otra de fibras naturales para los cálidos. Puedes ser creativo y combinar varias para cambiar por completo la percepción del salón, sin gastar mucho. ¿Y el rodapié? Puedes sustituir el viejo por un modelo más alto de un color que contraste con el suelo, o incluso instalarlo sobre el existente, sin necesidad de retirar el viejo.
3. Facilita un acceso abierto

En salones sin ninguna reforma es habitual encontrar una doble hoja o una fija y otra móvil. ¿Y si te cargas esas puertas y dejas solo la embocadura? Encarga tapas nuevas lacadas, y verás el espacio y sensación de amplitud que ganas. Y si no quieres comunicarlo del todo, también está la opción de invertir en un modelo tipo panel o alistonado corredero (siempre que tengas espacio para desplazarlo). Para las puertas que no quieras quitar (porque hacen su papel o te vienen bien) tienes la opción de pintarlas con esmalte, laca o pintura a la tiza. Aunque lo más profesional es la laca. Nos vendría muy bien que fuera en blanco puro o roto, o tonos piedra.
4. Tira paredes, despídete de los pasillos

Para favorecer la entrada de luz, nada como tirar paredes y eliminar pasillos innecesarios. Dependiendo de la planta de sala y de la distribución de tu casa, se abren distintas posibilidades que se pueden acomodar a tu presupuesto. A veces es solo cuestión de cambiar las ventanas por otra más grandes para que entre la luz a raudales. Deja que la luz natural fluya con una distribución con más espacios abiertos y comunicados para ganar además metros. ¿Has visto los nuevos acristalamientos para balcones y terrazas? Permiten disfrutarlos más todo el año y a la vez bañar de luz el interior de tu casa. De la altura y anchura de las ventanas dependerá la cantidad de luz que reciba el salón. Si tus ventanas ya no cierran bien y tienen ya una edad, aprovecha para poner otras que además sean más eficientes.
5. Actualiza los muebles

No hace falta que lo tires todo, ni que compres todo nuevo. Las mezclas están de moda. Quizás esa boisserie enorme se pueda aligerar un poco quitando la parte de arriba, dándole una mano de pintura, y poniendo tiradores nuevos. Cuelga la tele para ganar unos centímetros y sé creativo con la composición. Puedes poner patas a cualquier mueble, forrarlo con vinilos, decorarlo con tiras de madera o molduras... Así conseguirás cambiar el aspecto del salón en tiempo récord. ¿Tienes una butaca o un mueble viejo arrinconados? Míralos con mejores ojos. Quizás con un tapizado nuevo o una mano de pintura pueden convertirse los protagonistas de tu nuevo salón.
6. No dejes rincones en penumbra

Si pongas lo que pongas, el salón se ve deslucido y sin vida, quizás el problema no está en la decoración, sino más bien en la escasa luz que tiene. Ataca el problema con un proyecto lumínico que no deje ni un solo rincón en la sombra. Complétala con lámparas de luz ambiental que enmarcan las distintas zonas de cada estancia, y juega con la iluminación perimetral a base de tiras de luces de LED. Son perfectas para colocarse en las cornisas o zócalos, o incluso debajo de los muebles para hacerlos flotar.
7. Pon plantas

De distintas variedades y alturas. Las plantas, además de sumar belleza, son fuente de bienestar. Además se llevan muchísimo. Al decidir dónde las vas a poner, asegúrate de que no molestan al paso, ni tampoco ponen trabas a la luz. Haz de tu salón tu particular jungla urbana con plantas que pidan poca agua y sean fáciles de cuidar. Ficus, cinta, helechos, cactus, crasas, monstera... Averigüa qué cuidados básicos necesita cada una, y no te olvides de tener en cuenta el tema de la calefacción. A algunas no les favorece nada.