Con las generaciones las casas van cambiando: esta era una casa de verano y ocio, para disfrutar de la piscina, de las cenas en el porche, la visita de amigos y las siestas frescas. Con el cambio generacional esta pasa a ser el hogar de una familia que quiere seguir gozándola sin perder esa esencia: ni la relación del interior con el exterior, ni el aire de torre ilerdense con paredes de adobe, acabado blanco enfoscado y las vigas de madera.
Se ha mejorado la comunicación entre espacios, más fluida; las estancias son ahora más amplias, más versátiles y dinámicas. Se ha priorizado la iluminación natural con grandes aperturas, bien orientadas y con las mejores vistas al jardín. Se han trabajado de manera muy ambigua los materiales y texturas, combinando sin pudor la madera de pino existente con el pino y el iroko exterior, el mármol de Macael con superficies porcelánicas, el hierro y el cristal y los muebles antiguos con los nuevos, actuales y frescos.
Fotos: Marc Castelló
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