Buhardillas: espacios con encanto que revalorizan tu casa

En España existen buhardillas, pero no son un elemento tradicional en nuestra construcción. Primero, porque el 66,5% de los españoles vive en pisos (datos de Eurostat). Segundo, porque las normativas urbanísticas no permiten sobrepasar determinadas alturas en muchas zonas donde, precisamente, hay casas unifamiliares con potencial para construir una buhardilla. Y por último, el clima nos hace priorizar azoteas y/o terrazas en lugar de una buhardilla, todo lo contrario a otros países más fríos. Aun así, nos encantan.

La luz natural es un aspecto fundamental en las buhardillas y para solventarlo, se inventaron las ventanas abuhardilladas, ubicadas en el techo e inclinadas. Uno de los elementos que más diferencia una buhardilla del resto de la vivienda. Eso sí, deben ser completamente herméticas y mejor decantarse por las de PVC y aluminio, ya que no necesitan los cuidados de la madera. También es recomendable instalar persianas o estores para protegerse de los días más calurosos.

Ganar altura, implica tener unas mejores vistas. Al menos así es en la mayoría de los casos. Luego, lo que veas a través de las ventanas de tu buhardilla depende del entorno. ¿Qué preferirías? ¿Vistas al mar, a la montaña o al skyline de la ciudad?

En Habitissimo recomendamos que la buhardilla mantenga cierta coherencia con el estilo decorativo del resto de la vivienda. Es decir, no tendría mucho sentido que toda la casa sea claramente de estilo nórdico y poner una buhardilla de estilo urbanita y sofisticado. Sí que puede tener su carácter particular, pero mejor si está en sintonía con el conjunto de la casa. En cuánto a materiales, la madera es la gran triunfadora. Aporta calidez y naturalidad.

Si no queremos que la buhardilla acabe siendo un trastero, la superficie no debería ser inferior a 30 metros cuadrados, ya que los techos inclinados reducen parte del espacio hábil. Tampoco debería ser simplemente una habitación, sino que debería aportar una zona nueva y multifuncional a la casa: dormitorio con estudio; estudio con salón; baño con vestidor, etc.

Una de la aplicaciones más habituales para una buhardilla es la de alojar un dormitorio. Tanto puede tratarse del dormitorio matrimonial como el de alguno de los hijos, que sueña con montar ahí su cueva particular. Pero solo por el hecho de estar en una buhardilla, son dormitorios con mucho encanto. Ideal para parejas románticas, que quieren un plus de privacidad.

Los más pequeños de la casa son otros de los principales ocupantes de buhardillas. Llegados a la adolescencia, son ideales para darles la intimidad que necesitan y de pequeños, un espacio donde puedan jugar y dejar volar su imaginación. Lo mejor que tienen las buhardillas para los hijos/as de la familia es que, si son amplias, son espacios que pueden ir creciendo con ellos y adaptarse a sus necesidades. Además, pueden albergar distintas zonas: dormitorio con estudio, rincón de juegos e incluso baño propio.

Incluso si no es para dormir, los más pequeños de la casa pueden encontrar en la buhardilla su sala de juegos ideal. Un espacio de libertad en el que poder desparramar todos los juguetes para divertirse sin molestar a nadie e inventar fantásticas aventuras. Visto así, ¿quién no quiere volver a ser niño/a?

¿Por qué no ubicar un salón en la buhardilla? O una sala de cine con un buen proyector, sofá y butacas. Al principio decíamos que, en muchas ocasiones, las buhardillas están desaprovechadas. Invertir el pensamiento y ubicar en la buhardilla una de las estancias principales como el salón, significa que la utilizarás sí o sí.