5 razones para plantear tu cocina como si fuera un salón

No lo neguemos, una cocina abierta al salón que ha sido diseñada con gusto es preciosa. Cuando el planteamiento se ha hecho con mimo desde el principio, el resultado suele ser una cocina muy bien integrada en el resto de la estancia: colores, materiales y suelos suelen estar bien combinados para que todo el espacio fluya como uno solo.

Antiguamente la cocina era el lugar donde se preparaba la comida y se comía, pero hoy en día, ¿quién no ha tenido que trabajar en la cocina, instalar el ordenador o ayudar a su hijo con los deberes? La cocina es el epicentro en muchas casas y por eso, un espacio sin puertas y donde fluye todo es mucho más propicio para que la comunicación con nuestros hijos sea buena.

Y si tus hijos son pequeños, una cocina integrada en el salón te evitará muchos disgustos, ya que podrás tenerlos siempre vigilados.

Es una falsa creencia pensar que una cocina abierta es un foco de ruido y de olor que se expande por el salón. Eso sí, si finalmente apostamos por este tipo de distribución hay que comprar electrodomésticos potentes: las campanas extractoras con fuerte potencias y lavadora y lavaplatos silenciosos. Es cierto que cuestan algo más, pero merece la pena.

Muchas veces la luz natural solo entra por un lado de la casa: la cocina. Y no llega por más que lo deseemos al salón. Pero estamos equivocados, hay una manera de aprovechar la luz natural de la cocina el resto de la casa y es comunicando los espacios: de esa manera dejarás de tener un salón oscuro y frío, ya que podrás aprovechar la calidez que ofrece la luz natural que entra por la cocina. Eso sí, derriba muros y quita puertas.

Si no tienes demasiado espacio en casa, quizá lo más conveniente sería comunicar la cocina con el salón, derribando puertas y muros y conectando los espacios. Así, conseguirás que visualmente la planta parezca más grande y ganarás metros cuadrados sin tantas limitaciones y puertas.