La falta de espacio no tiene que estar reñida ni con el estilo ni con la practicidad, aunque sí es cierto que generalmente hay que darle una vuelta más para conseguir buenos resultados. Y la prueba está en planificar antes de meternos manos a la obra. Una buena distribución, un color adecuado y elegir el mobiliario idóneo son algunas de las decisiones más importantes para disfrutar de una cocina pequeña a la par que bonita. Hoy te traigo 4 ejemplos y cómo llevarlos a cabo que te sorprenderán. ¿Con cuál de ellas te quedarías?
Equipada por completo y de estilo vintage
Esta cocina tiene de todo y no le falta ningún detalle, hasta tiene isla para conectar la cocina con la zona de comedor y así, disfrutar de un espacio común más amplio. Sin armarios superiores para aligerar visualmente la estancia, pero sí con gran zona de almacenaje en la parte inferior, tanto en el mobiliario como en la isla. Como remate, un precioso banco tapizado al estilo capitoné, guiño perfecto al azulejo de color negro del frontal. Una combinación que recuerda al pasado.
Conectada y separada por una pared de cristal
Con una superficie algo irregular, esta cocina de estilo moderno se pudo plantear de forma genial justo al lado de la puerta de acceso a la vivienda. Sin embargo, se optó por una gran pared de cristal en lugar de un tabique para aprovechar la luz y aumentar la sensación de espacio. Finalmente, se apostó por una combinación de colores sencilla e infalible: el blanco y el negro, dando lugar a una cocina lo más práctica posible y bien equipada.
Cena para dos en una cocina muy coqueta
El blanco es el aliado perfecto para espacios pequeños, pero si además tenemos la suerte de contar con grandes alturas, entonces conseguiremos grandes cosas. En esta cocina, las ventanas se llevaron hasta prácticamente el techo (de gran altura) para aprovechan la luz natural y hacer de la cocina una estancia más "amplia". Su altura también fue aprovechada para colocar más almacenaje en la parte superior, y desahogar la zona intermedia del campo de visión, colocando ahí baldas. Una isla que hace las veces de barra de desayunos y otras, de zona de trabajo, es la pieza clave que consigue que esta cocina sea práctica y muy coqueta. Una cocina aprovechada al máximo.
Cocina mini pero, ¿para qué más?
Siempre hay que analizar la situación y necesidades de cada persona, pues no todos somos iguales y no todos cocinamos lo mismo. Aquellos a los que les dé pereza cocinar o por cualquier motivo, no pasen mucho tiempo en casa, pueden optar a cocinas muy sencillas y prácticas, pues tienen todo lo necesario sin artificios. Almacenaje básico y eso sí, todo panelado para que visualmente todos los elementos estén conectados entre sí (hasta la nevera). Una apuesta al blanco es el detonante definitivo para hacerla muy práctica y actual.
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