Paredes de ladrillo visto: hay vida más allá del estilo industrial

Normalmente el ladrillo en bruto, sin tratar, suele vincularse a una estética muy industrial. Sin embargo, dejando solo un paño de pared visto y cubriendo el resto se ganará en calidez y carácter.

Este tipo de tratamiento del ladrillo se utiliza mucho en los países del norte de Europa, donde abundan las casas unifamiliares. La cara interior de los muros se lija e iguala un poco para suavizar su aspecto y, posteriormente, se pinta. De esta manera, el material pierde un poco su fuerza aunque la pared siga sin ser una superficie lisa y corriente.

El ladrillo se puede combinar fácilmente con otros materiales. En este caso, por ejemplo, se ha mezclado con media pared de cerámica. La superficie sobre la que se vayan a aplicar las baldosas tiene que igualarse previamente con masilla, para que así sea más fácil su colocación y quede más ordenado. Esta combinación es más usual en cocinas, aunque puede aplicarse sin ningún problema en un salón o un baño, por ejemplo. No hay que tener miedo a mezclar materiales que, en un principio, no se suelan utilizar juntos, ya que las combinaciones pueden resultar un gran acierto.

¿Ladrillo que no es ladrillo? Los fabricantes de baldosas están desarrollando, cada vez más, soluciones cerámicas que se asemejan al ladrillo en cuanto a color y tamaño, pero aportando un extra de diseño. Su colocación es libre y se pueden combinar unas piezas con otras en distintas posiciones; sirven tanto para un revestimiento como para fabricar una pequeña partición.

Para quien no tenga paredes de ladrillo en su casa o no necesite levantar un muro, existe una opción muy rápida y eficaz: el papel pintado. En este caso se han mezclado dos tipos de papel, uno con textura. ¿A que es difícil saber que no se trata de ladrillo?

La colocación del ladrillo puede dar a la estancia un aire a la estancia mucho más sofisticado o mucho más clásico. Incluso se puede jugar con distintas capas pintadas para esconder los fallos que se puedan cometer al pegar unos ladrillos con otros. Aunque se trate de un material tremendamente común, permite miles de combinaciones y acabados. Solo depende de la imaginación de cada uno.