Olores extraños: dinos de dónde vienen y te diremos qué hacer

Si aún estando limpia y ordenada tu casa no huele bien: "Houston, tenemos un problema". Afortunadamente con solución. Hay malos olores fáciles de detectar y por tanto de acabar con ellos. Pero en otras ocasiones, puede que percibas un aroma extraño que no terminas de identificar. Hoy nos ponemos en plan detective, afinamos el olfato y fulminamos cualquier olor raro. Porque tan importante como que esté limpia y luzca bonita es que tu dulce morada huela bien. Te damos pistas para que dejes de dar rodeos, vayas directo al problema ¡y acabes por fin con él!
- Ropa húmeda o mojada
- El lavavajillas
- El fregadero o el lavabo en el baño
- Cocinas (sobre todo las abiertas)
- Humedad y agua acumulada
- Universo despensa
- Cuidado con la humedad por condensación
- Otros olores que se te escapan
Ropa húmeda o mojada

Un clásico, sobre todo en los meses fríos. Si entras al baño y llega a tu nariz un olor desagradable, quizá el problema esté en las toallas húmedas que usasteis anoche. ¿Qué hay que hacer? Básico: o tenderlas fuera, o mejor aún (cuando se trata de zonas con mucha humedad ambiental) usar un toallero. Hay modelos de agua caliente, eléctricos o incluso mixtos para que la instalación no sea un problema. Lo mismo pasa con los trapos o prendas mojadas. No los tires al cubo de la ropa sucia. En lugar de eso, hay que extenderlos en toalleros, o tendederos plegables. La colada también puede oler mal si la guardas en el armario sin estar seca. Si no vas a usar secadora, extiendela hasta que lo esté. ¿Sabes que muchas firmas hacen armarios de cedro para neutralizar los malos olores? Una alternativa es meter saquitos o bolsas de este material dentro. Intenta que el armario no esté lleno del todo y deja espacio entre los objetos para que corra el aire.
El lavavajillas

Su ambiente húmedo y calentito es el caldo de cultivo perfecto para el moho y otros bichos que no ves, pero están. Si a esto le sumamos desperdicios de comida... Ya tienes la causa de esa peste que se respira en tu cocina. Inspecciona el filtro y límpialo (seguro que hay restos). No hace falta que aclares la vajilla. Pero si está bien que retires todo lo que puedas la suciedad con los cubiertos. El programa importa, también la dosis de detergente. Lo fundamental es higienizar el filtro una vez a la semana, y aspas y ranuras cada 4/6 meses. ¿Huele a humedad? Ocurre cuando no lo dejas ventilar. Déjalo un ratito abierto después de sacar la vajilla.
El fregadero o el lavabo en el baño

Parece evidente, pero algunas veces se nos olvida. Es importante que, al menos una vez al día, limpiemos ambos para evitar que se acumulen restos de comida o grasa en la cocina; y de jabones o incluso pelos en el lavabo. Tus tuberías no son un agujero negro por el que se puede tirar de todo y no solo por el olor (piensa en nuestro pobre planeta). Si lo limpias a menudo y sigue oliendo fatal, quizás el problema sea un atasco, o el mal estado de las tuberías. Descuida, hay soluciones intermedias para no tener que cambiar toda la instalación. Nuestro consejo es que contactes con un profesional y no hagas inventos para no agravar el problema.
Cocinas (sobre todo las abiertas)

El olor a comida atrapado en casa puede hacer estragos. Usa siempre campana extractora (limpia los filtros cada 2 semanas) y abre las ventanas mientras guisas y un ratito después de terminar. Las cocinas de planta abierta son maravillosas, muy prácticas. Pero hay que ser con ellas aún más cuidadoso con el tema de ventilar. Sobre todo cuando guisamos platos que dejan su aroma en casa durante días. La basura orgánica hay que tirarla a diario (recuerda limpiar a menudo el cubo). Salpicaduras en el micro, comida en mal estado en la nevera... pueden hacer estragos. Higieniza el frigorífico por dentro cada 3 meses y revisa las gomas (suele acumularse también porquería). Airea la casa a diario: 10 minutos bastan (mejor si consigues ventilación cruzada). Patatas, cebollas, ajos, limones... revisa también el frutero porque sí hay algo podrido, contagiará al resto desprendiendo un "tufo" TE-RRI-BLE.
Humedad y agua acumulada

Después de los días de lluvia, fíjate en cualquier punto de tu casa donde pueda haberse estancado el agua, provocando filtraciones o depósitos. Garajes, terrazas, patios interiores... El agua parada además de causar mal olor, puede generar manchas de humedad que se convertirán después en moho. Prevenir antes que curar, ya sabes. Procura tener el tejado limpio e impermeabilizado, y revisar a menudo desagües y canalizaciones. La tierra, las hojas de las plantas o cualquier otra cosa pequeña puede acumularse en los conductos, provocando atascos y por tanto estancamientos que además de oler fatal, pueden hacer mucho daño.
Universo despensa

Cuanto más grandes, más peligrosas. Tener una despensa en la cocina es estupendo porque nos permite organizar la comida por tipos, caducidades y todo lo demás, pero muchas veces se nos olvida que hay que limpiarla de vez en cuando, y revisar que no tengamos cosas en mal estado o caducadas. La harina tarda tiempo en caducar, pero lo hace. Lo mismo le pasa a los sobres de infusiones: ellos pueden ser los responsables de que tengas polillas y otros bichitos haciendo turismo en tu hogar. Orden y limpieza son claves para evitar desastres.
Cuidado con la humedad por condensación

Si sufres este problema en casa es muy posible que lo hayas detectado también por la nariz. Si ventilas a menudo, no tiendes la ropa dentro, y aún así, la humedad no se va, hay que contar con ayuda profesional para que detecten la causa del problema. La condensación se ve en los cristales de las ventanas, el moho en la pared, la ropa manchada dentro de los armarios y por supuesto, ese olor a humedad tan recurrente en pisos altos, áticos o sótanos. Lo peor, a parte de ese aroma tan desagradable es que la humedad estropea la calidad del aire afectando a la salud de todos los que viven en casa. Poca broma con esto.
Otros olores que se te escapan

Los más difíciles de localizar podrían venir de las camas de tus perros o gatos, bebederos, comederos o juguetes acumulan bacterias, y pueden oler muy mal. ¿Dejas subir a tus mascotas al sofá? Usa una funda que se pueda quitar y lavar con regularidad, y te evitas problemas. Los mordedores de tela de bebés o de goma suelen desprender también olores muy desagradables. Y por último, recuerda limpiar los instrumentos de limpieza: bayetas de cocina, trapos, estropajos... ¿Has fregado alguna vez el suelo y notado un olor desagradable, a pesar de usar un limpiador con aroma? Casi seguro la culpa es de la fregona. Nunca debes guardarla sucia ni mojada. Hay que limpiarla, dejar que se seque al sol, y cuando esté del todo seca meterla (ahora si) en el cubo.
Y tú, ¿has notado olores desagradables o extraños en casa a pesar de poner en práctica todas las medidas de higiene a tu alcance? Nos encantará saber qué opinas. Anímate a dejar tu comentario.
1 Comentario
MUCHAS GRACIAS POR TODAS LAS IDEAS, son cosas que ya sabemos pero esta muy bien que nos lo recordéis para no tener fallos.La limpieza nos da bienestar.