Todavía queda verano, pero no tanto como para invertir en una decoración que pronto caducará. Si no quieres que te pase, anota estos consejos y apuesta por una deco que se puede usar todo el año. Un look que se mantenga estiloso en el tiempo, y sobre todo, que no te canse y te siga gustando. Sigue estas 8 decodecisiones, ¡y lo conseguirás!
1. Objetos de fibras naturales

Sillones, sillas, columpios, estores y alfombras (sobre todo las redondas). Son piezas que le sientan de miedo al verano, pero que seguirán siendo un "must" el resto del año, ya sea dentro o fuera de tu casa. Anímate a utilizarlos en tu salón o el dormitorio, o (si es a cubierto) llevarlos a la zona del porche. Este tipo de piezas tienen la gran ventaja de adaptarse a todos los estilos decorativos y poner un punto "super fresh" que relaja cualquier ambiente.
2. Muebles con rejilla

Han arrasado este verano por muchos motivos, pero sobre todo por ser una tendencia de esencia artesanal y vintage que enamora. El mimbre esterillado puede ser protagonista de cualquier espacio de tu casa, desde el dormitorio (en forma de cabeceros, frente de mesitas, lámparas colgantes...), al salón vistiendo pufs o los armarios. ¿Y qué pasa con ellos el resto del año? Pues que se quedan porque les sienta de muerte mezclarse con muebles de madera natural y tejidos más propios del frío: terciopelo, chenilla, lana... Lo artesanal se ha hecho eco en las casas de hoy reclamando su derecho a perdurar.
3. Materiales ECO

La sostenibilidad no es una moda, sino una necesidad y forma de vida que cada vez (por fortuna) capta a más personas. Este verano apostamos por materiales reciclados y 100% naturales en muebles, cestas, pufs, tapicerías... Por suerte, esta tendencia va a perdurar. ¿Has oído hablar del estilo Japandi? Es una mezcla del escandinavo y japonés que está arrasando en decoración de interiores, por fusionar lo mejor de ambos mundos. ¿Por qué no hacer que perdure esa armonía que siempre transmite una deco tan Zen, a otras temporadas? Los interiores simples y funcionales conectan a las personas con la tierra, y eso con la vida tan ajetreada que llevamos, nos sienta bien siempre. Materiales como el mármol, la piedra o la fibra, también te ayudarán a conseguirlo.
4. Paredes blancas

Si algo admiramos de las casas de veraneo son sus paredes blancas. ¡Son tan frescas! El blanco nos encanta por ser el color más versátil en decoración. Un tono atemporal que va bien con cualquier estilo y que se convierte en un lienzo perfecto para todo tipo de decoraciones. Si no quieres arriesgar, y cambiar el look de tu casa cada estación del año, utiliza el blanco en la pared. En verano, podrás acompañarlo de tonos fríos y fibras naturales; en invierno, de cremas, tierras o caldera para caldear el ambiente. Y si tu casa es mini, con más razón para usarlo. El blanco siempre amplía. ¿Te apetece un golpe de contraste? Utiliza tonos como el negro (no falla). Verás qué magia.
5. Amarillos y dorados en su justa medida

En los cojines de la terraza, algún jarrón en el comedor... Los más atrevidos pintaron incluso los muebles. El amarillo se asocia con la luz del verano porque le sienta de miedo. Pero es un color que, bien tratado, nos sirve todo el año. No en vano es junto a un gris claro, el color del año. Pantone los bautizó como Ultimate Gray e Illuminating, y forman una pareja de escándalo. ¿Y no resultará muy cantarín? Si lo usas en forma de pequeños detalles, no. En cuanto al dorado, siempre es un guiño al estilo "art decó". Lo hemos visto en mesas auxiliares, sillas o lámparas, elevando la categoría de cualquier ambiente las 4 estaciones del año.
6. Un color neutro para el sofá

Si pensamos en sofás frescos, inevitablemente nos vamos al blanco. El sofá es la pieza estrella del salón, y no podemos cambiarlo cada temporada. Para acertar, déjate de modas y elige una tela básica y neutra. Blanco cuando quieras luminosidad, crema o beige para dar más calor, y gris claro si te tira el nórdico. Así podrás añadir complementos sin miedo a equivocarte. Los más precavidos compran modelos desenfundables que se lavan en la lavadora. Si te haces con un par, tendrás la sensación de que estrenas sofá cada vez que cambies la funda.
7. Motivos botánicos, plantas y jardines verticales

Asociamos los jardines con el verano, pero los motivos botánicos siempre funcionan. Atrévete a usarlos en forma de papeles pintados o tejidos que pongan la diferencia entre un espacio plano y otro con mucha vida. Exactamente igual que cuando usamos plantas de interior en casa. Ellas se encargan de aportar vida y frescor a cualquier rincón. Sansevieria, Ficus, Cinta, Monstera... Son plantas que aguantan todo el año. Solo con verlas sentirás que tu casa es un paraje tropical de lo más relajante. ¿Tienes una pared sosa en el salón y te gustaría darle alegría? Ponle un jardín vertical. Es una apuesta que lleva varios meses triunfando, y que es súper polivalente. Se adapta a cualquier tamaño y estilo agregando naturaleza viva a tu casa.
8. Slow Deco

Después del COVID muchos hemos aprendido a vivir de otra manera cambiando algunos de nuestros hábitos diarios. A medio camino entre una tendencia más minimalista y una forma de vida mucho más "hygge", aparece una forma de decorar que reclama sentirse muy cómodo en casa. Si comenzaste el verano marcándote un buen Marie Kondo, reorganizando el trastero y haciendo que pasara por delante todo lo verdaderamente importante, ¡no pares ahora! Es tiempo de seguir disfrutando de las cosas más simples y de una decoración mucho más tranquila. Las "slow home" aman los espacios funcionales y diáfanos. ¡Las estancias abiertas! Cocinas conectadas con el comedor, salones que rompen sus tabiques con el pasillo, etc. Espacios simples llenos de detalles que perduran en el tiempo.