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A día de hoy, existen dos tipos de calderas de gas. Por un lado, tenemos las calderas atmosféricas y, por otro lado, las calderas estancas. Puedes elegir entre caldera estanca o condensación. Lo que diferencia principalmente estos dos tipos de calderas es la seguridad Y LA EFICIENCIA.
En primer lugar, las calderas de tipo atmosférico consiguen la cantidad de oxigeno que necesita para producir la combustión del interior del hogar . Por el contrario, las calderas estancas consiguen el oxígeno necesario desde el exterior por medio de dos tubos concéntricos que formas una pequeña chimenea. Un tubo para la entrada de aire y otro para la salida.
Desde que entró en vigor el nuevo RITE, Reglamento Instalaciones Térmicas en los Edificios, ya no se pueden instalar calderas atmosféricas. Dentro de la variedad de calderas estancas, las que mejor se ajustan a la nueva normativa son las calderas de condensación.
Las calderas de condensación presentan una mejora significativa en su rendimiento respecto a una caldera de gas tradicional. Su eficiencia se basa en el aprovechamiento del calor de la condensación producida por la caldera. Este tipo de caldera se beneficia del vapor de agua que se produce junto a otros gases en la combustión.
Como se puede apreciar en la imagen, en las calderas atmosféricas la salida de humos va a tejado. Si se cambia por una caldera de condensación, necesitaremos normalmente una salida de humos a la fachada o patio de ventilación.
Como se puede apreciar en la imagen, en la nueva caldera de condensación se ha perforado el muro para la salida de la chimenea a fachada, por lo tanto no implica una obra mayor que sería subir la chimenea nueva al tejado.
Chimenea de condensación en fachada
Interior de una caldera Hermann Micraplus 25, gran caudal de agua, intercambiador de aluminio, bomba inteligente WILO