Las chinches es una de las plagas más comunes después de las cucarachas que tratamos con más frecuencia como empresa de control de plagas. Normalmente damos las indicaciones a los clientes antes del día del tratamiento y tenemos muy claro como realizar el trabajo. Llegamos, informamos, preparamos, tratamos y damos las siguientes indicaciones. Sabemos hacerlo y además lo hacemos bien, muy bien.
Y es entonces cuando llega un día como el de hoy. Hasta el momento de presentarnos en la vivienda todo transcurre con normalidad.
Nos llama el cliente.
Nos cuenta el posible problema
Le informamos de nuestra forma de trababar.
Acepta el presupuesto.
Le damos cita.
Nos presentamos en la vivienda.
Y sorpresa, desafortunadamente.
Normalmente nos encontramos con una plaga relativamente focalizada en una de las estancias de la casa, lo cual biológicamente suele ser lo normal. Siempre hay alguna chinche que se ha pasado a otras estancias y gracias al tratamiento acabamos con las descarriadas. Normalmente el tiempo del tratamiento oscila entre 30 minutos arriba o abajo, no es una ciencia exacta.
Pero no, lo que vio nuestro técnico en este caso supera la posible realidad. De acuerdo a sus palabras, las chinches le saludaban desde la entrada de la casa. Hizo una inspección junto al cliente, como viene siendo lo normal. El cliente le presentó donde estaba el problema, y razón no le faltaba. El problema era que el ojo entrenado de nuestro técnico era capaz de identificar a lo largo de la casa focos continuos de chinches que el propio cliente no había sido capaz de identificar.
En estos casos, cuando el ataque y la proliferación de la plaga está tan extendida, muy exceptualmente la recomendación es deshacerse de algunos enseres de la vivienda. Como puede ser mayoritariamente el sofá o el colchón, principales lugares de los focos. Y de nuevo, en este caso nos encontramos con que la lista de recomendaciones se empezaba a alargar, apuntando la lista de enseres como sillones, sofá principal, sillas tapizadas del comedor y una de las cortinas mas próximas al sofá.
En estos casos los clientes toman la noticia con bastante mal carácter en una primera estancia. El primer pensamiento es que la empresa es una timadora. Es inevitable. Aquí el bien hacer del técnico a la hora de informar de la realidad es decisivo. Normalmente la forma de proceder es mostrar al cliente los focos de las plagas, sin inventar nada y mostrando al cliente la realidad. Es en esos momentos que el ambiente se relaja y de nuevo comienza el tratamiento desde cero.
Llegados este punto, la vivienda afectada gravemente por ataque de chinches se convierte en todo un reto y un propósito como empresa solucinar el problema.
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