En los años 70, el mundo estaba construyendo un estilo llamado ‘post-moderno’ y en este momento todo el mundo busca la ‘marca’. Bilbao es una de las pioneras que marcó esta tendencia. En este proyecto, se ha intentado diferenciar con lo que existía en Bilbao.
Las torres, en realidad, no son una torre sino una puerta (’atea’) para marcar el trazado del Ensanche hacia la Ría. La voluntad de conectar el centro de ciudad con el Ensanche ya existía desde el siglo pasado. En el momento del traslado de la industria y de la reurbanización es natural recuperar las ideas iniciales de esta conexión.
Las torres no hacen sino consolidar las ideas concebidas en el momento de urbanizar el Ensanche. Siguiendo la fisonomía de Bilbao, los bloques ‘de biombo’ nacen de este diseño más disperso y más matizado, en lugar de hacer un único bloque.
El conjunto residencial privado de mayor altura que se ha construido nunca en Bilbao está integrado por 317 viviendas de lujo, repartidas en dos torres de 82 metros de altura y siete bloques más, que forman un biombo de separación entre la ciudad y el agua.
Fiel a la mezcla de elementos orientales y occidentales, esta puerta de entrada a la ciudad se convertirá en uno de los símbolos del Bilbao moderno.
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