Tras varias conversaciones, los propietarios decidieron reformar su piso para poder venderlo en mejores condiciones… y así fue.
La vivienda presentaba una distribución muy racional, con dos zonas claramente diferenciadas: las habitaciones a un lado y las estancias comunes al otro. Conservamos la distribución, pero unificando todas las zonas de día —cocina, comedor y sala de estar— en un único espacio diáfano y luminoso que, a pesar de su apertura, mantenía una división visual por usos.
Se conservaron y restauraron las dos columnas que permitían separar visualmente el comedor de la sala de estar, y se añadió una luz perimetral en las cornisas que dota al espacio de un carácter más moderno y funcional. Para el parquet se optó por tonos suaves y las paredes se pintaron de blanco para realzar la luminosidad de la sala.
El resultado: una vivienda completamente reformada con acabados de calidad, muy luminosa, con mucho carácter y una gran sensación de amplitud.
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