L’Espurna es un restaurante para compartir, para presentar los platos en amplias mesas redondas de robusta madera, para que los comensales se aíslen de la ciudad i hagan del hecho de comer una experiencia.
Ubicado en un restaurante histórico en la ciudad, el proyecto ha enfatizado aquellos elementos y materiales más destacados y les ha aportado luz, los ha puesto al día y ha hecho que la cocina hable del joven chef, Jordi Vidal.
Justo después del acceso nos encontramos con el timón de buque que, a modo de antesala, muestra aquello que el comensal se encontrará: la cocina que se deja entrever, el showcooking como extensión de esta, el bullicio de la zona de la barra, la solemnidad de la bodega y, al fondo, la brasa. Para vivir la experiencia se dispone de tres comedores. Dos de ellos, en la primera planta, privados, versátiles y contenidamente elegantes. En planta baja, la sala protagonista, amplia, con volta catalana, decoración sobria blanco y negro y de telón de fondo, un amplio expositor de roble a modo de despensa.
El punto de partida viene dado por la creación de marca, la identidad corporativa y la dirección artística del estudio Latipo: la pureza y contemporaneidad del blanco, la elegancia atemporal del negro y la tradición de la mano del cobre, que representa aquella chispa -espurna en catalán- que le da nombre.
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