En este artículo
En esta rehabilitación nos ha tocado lidiar con una de las reparaciones más comunes en las poblaciones cercanas a la costa. Está siendo algo cotidiano observar cornisas y balcones de edificios, con más de 20 años de construcción (como en este caso), que presentan pequeñas fisuras y que en ocasiones amenazan con desmoronarse.
Esto se debe a que en el hormigón armado , la carbonatación da origen a la corrosión de las armaduras, que es también uno de los principales motivos de degeneración del material.
Por la corrosión se inician dos fenómenos:
Reducción de la sección de la barra.
Despegue del recubrimiento de armadura (spalling) que supone que el hierro se exponga a la exposición del medio ambiente.
Siempre es difícil saber en estas ocasiones cuanto dañado esta la zona a reparar, y aquí lo comprobamos.
Picamos el mortero suelto y el hormigón que rodeaba el hierro de la estructura, cepillamos con radial con cepillo de vaso ondulado.
Tratamos el hierro y reconstruimos las cornisas con mortero especifico para estos trabajos, el cual pasiva los hierros de armadura (reconstruye y repara el hormigón, alisa y regulariza la superficie y protege de las agresiones medioambientales).
Las zonas a pintar presentaban un deterioro considerable y decidimos cepillar desconchados , partículas sueltas y aplicar un fondo fijador para mejorar la adherencia de la pintura.
Un mantenimiento mínimo es necesario para preservar las estructuras de nuestros edificios para evitar malos mayores.
