Más de 20 años sin pintar y lleno de agujeros de antiguas estanterías, este salón necesitaba una mano de pintura y una restauración de paredes y techos para recobrar su estado original y volver a ser un salón familiar donde pasar el tiempo a gusto.
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Tras más de 20 años, esta familia ha decidido que es hora de renovar pos completo el salón y el primer paso ha sido cambiar el color de las paredes, las cuales originalmente eran de un color arcilla. Entre los próximos muebles hay unas librerías que sustituirán a unas estanterías que estaban fijadas a las paredes, por lo que encontramos las paredes llenas de agujeros, lo cual retrasó un poco el trabajo, ya que la humedad típica de este tiempo ralentizó el secado de todos los parches y grietas, pero finalmente solo fueron un par de horas y el resultado ha sido más que notable.
Ahora solo queda la llegada de los nuevos muebles y a reestrenar.