La edificación se ubica a los pies de la vía principal de comunicación que cruza el pueblo de Cala, en un lugar casi fronterizo entre las provincias de Huelva y Badajoz, en el paraje conocido como Sierra Norte. Esa disposición lineal de las edificaciones respecto a la carretera, propicia lo que sucede en las crujías traseras: tras la edificación, sólo hay campo. El edificio hace de charnela entre el ruido y el silencio, entre el movimiento y la contemplación.
Se busca convertir la casa unifamiliar tradicional de una sola planta y secadero bajo las dos aguas de la cubierta, en un pequeño alojamiento rural. Por ello, la recuperación y adaptación del vacío trasero es algo primordial.
Tipológicamente se lleva a cabo una labor de acupuntura, respetando al máximo todo lo que no sea prescindible, algo que busca disminuir el coste de la intervención al mínimo. La intervención más importante será la apertura de un nuevo espacio de centralidad, el patio, del cual carecía la vivienda popular, que se organizaba secuencialmente mediante crujías sucesivas. Este patio también va a ser un elemento control climático, amortiguando la amplitud térmica frecuente estas latitudes. Por otro lado, para poder aprovechar la “semiplanta” del secadero, y dada la necesidad de sustitución de la cubierta, se eleva ésta hasta alcanzar un mínimo habitable en la planta alta.
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