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El objetivo principal de la reforma era, además de resolver las necesidades de los nuevos propietarios, dotar a la vivienda de mayor luminosidad y sensación de amplitud. Para logralo se eliminó toda la tabiquería interior así como todos los revestimientos y mobiliario existentes.
Una vez contábamos con la planta diáfana, se procedió a delimitar dos ámbitos fundamentales: el dormitorio principal y un gran salón-comedor donde la cocina tuviese cabida, además de un espacio que pudiese fragmentarse y convertirse en dormitorio de manera puntual a través de unos paneles móviles de madera que permanecen ocultos a la vista.
El dormitorio principal se relaciona directamente con su baño unido por la continuidad del techo curvo a base de listones de madera que sirven para ocultar las instalaciones, vigas descolgadas y los conductos de ventilación, dotando de un carácter unitario a toda la pieza.
Unas persianas venecianas y una puerta corredera –una vez más, oculta- permiten obtener mayor o menor privacidad del usuario en el baño de la habitación, dependiendo de los gustos y necesidades en cada momento. La iluminación del techo, tanto en los laterales como en el interior, ha sido cuidadosamente pensada para ofrecer una atmósfera cálida, agradable y relajante que ayude al descanso diario. Además la iluminación posee cambios de canales y color tipo RGB a través de unas tiras LED que pueden acompañar con unas notas de color de forma puntual.
En el resto de espacios diáfanos y flexibles de la vivienda se consigue una amplitud e iluminación esperada. La gran cantidad de almacenaje existente que se ha obtenido pasa desapercibido y la carpintería especialmente diseñada esconden puertas y mobiliario. El color elegido para casi toda la carpintería interior de la vivienda ha sido el blanco, con cerco y bisagra oculta, dando una sensación de continuidad con el resto de paramentos de la vivienda.
La continuidad espacial se ha logrado no sólo por la cuidadosa distribución de los paneles móviles, sino además por haber empleado una reducida paleta de materiales: pavimento de madera laminada en tonalidad blanco roto; revestimientos de pladur acabado en blanco en paredes y techos donde se empotran las luminarias y las rejillas lineales de ventilación.
La cocina se integra perfectamente en el salón principal. La campana se encuentra también empotrada en techo permitiendo una limpieza de perspectivas donde el extractor no estorbase la continuidad espacial deseada.
Todos los armarios presentan herrajes especiales que pueden desplegar zonas de trabajo para el desayuno y quedar ocultas cuando éstas no se utilizan. La amplitud de la península permite su utilización como bar o apoyo al cocinero, entendiendo que el acto de cocinar es un momento agradable que necesariamente debe compartirse con los invitados o familia.
La calefacción continua las líneas rectas y sencillas de Zehnder con tubos cilíndricos cuyas uniones quedan escondidas, manteniendo la limpieza de formas. Por último, los mecanismos cuadrados de Jung completan el carácter relajado de esta vivienda en el corazón de Madrid.