La reforma de un edificio de proporciones muy alargadas, con iluminación tan sólo en sus dos fachadas estrechas, se trató de un trabajo bastante laborioso de búsqueda de luz. Abriendo la fachada trasera a una zona ajardinada ubicando las zonas de baño en el interior y los despachos más privados en las zonas delantera y trasera, conseguimos este efecto deseado. La sensación de amplitud y luminosidad se completa con la elección del blanco como protagonista tanto en paredes como en mobiliario fijo, y colores claros en suelo y acabados, que contrastarán con el color de las sillas y decoración móvil que se colocará posteriormente.
En este artículo
Al final, un único espacio común de trabajo, con el blanco de la estancia y el verde del jardín como protagonistas
Durante la obra, los remates, y comprobando luces
Nos abrimos al jardín, un auténtico lujo que no estaba aprovechado, y que tras la reforma, se convierte en protagonista del espacio de trabajo
Durante las obras
Demolición de las particiones y falsos techos de escayola, dejando un único espacio común, y separando las zonas de despachos
Proceso de obra
Estado previo de la fachada al jardín, que se mantiene como un elemento exterior, sin visibilidad desde las zonas de trabajo