El proyecto consiste en actualizar la cocina y galería, así como dignificar la entrada a la vivienda, aportando mayor luminosidad y mejorando su distribución. Se requiere una cocina más abierta al salón, con la posibilidad de cerrarla puntualmente por lo que se decide derribar el tabique divisorio para añadir una puerta corredera integrada que quede habitualmente abierta.
Se propone utilizar la cocina con dos barras paralelas: Una de trabajo y la otra de columnas. Para conseguir más superficie de cocinado, se decide realizar una hornacina que pueda incluir el pequeño electrodoméstico y así liberar totalmente la barra de trabajo. Este elemento, al ser protagonista dentro de la cocina, se decide terminar en madera de roble otorgando un acabado más cálido a la cocina, la cual se concibe con una imagen general mucho más neutra y luminosa de color blanco.
Finalmente, para resolver el canto de las columnas y dar continuidad a la zona de paso entre cocina y salón, se decide realizar una estantería de la misma madera de roble, que unifica los acabados y mejora esta zona de paso antes inutilizada.
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