Una buena ventilación es fundamental en cualquier vivienda. Por un lado, porque es una buena forma de expulsar al exterior microorganismos suspendidos en el aire o alergenos que son nocivos para la salud. Por otro, porque ayuda a controlar la humedad ambiental, evitando la aparición de problemas de condensación y de moho o de ácaros, que también son muy dañinos.
El Código Técnico de la Edificación (CTE) marca unas pautas para que en obra nueva se garantice una adecuada ventilación. En viviendas antiguas, cuando la disposición de las ventanas permita generar corrientes, no se necesitará mucho más. Pero en ocasiones, ni siquiera así se consigue una buena renovación del aire. En ese caso, lo aconsejable es realizar algunas obras.
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1. Si hay posibilidad: más ventanas
Si no hay problemas estructurales o normativos que lo impidan, una ventana situada en un punto estratégico de la vivienda facilitará la ventilación cruzada o un efecto chimenea que facilitará el movimiento del aire interior. En el caso de buhardillas, no suele haber mayores problemas.
La ventilación natural es adecuada si se consigue el suficiente flujo de aire como para renovar el interior en muy poco tiempo. Si no fuera así, los muros se enfrían y la pérdida de temperatura hace que se pierda eficiencia energética y se gaste más en climatización. Además, no hay manera de controlar las corrientes de aire.
2. Sistemas de ventilación mecánica
Cuando no sea posible abrir ventanas o se busque un sistema que pueda funcionar de manera continua, la solución pasa por sistemas mecánicos. Las estancias húmedas (baños sin ventilación y cocinas) ya los tienen, se trata de los extractores y las campanas, que al estar en marcha expulsan al exterior el aire viciado.
¿Y para el resto de la vivienda? Es posible optar por diferentes sistemas mecánicos algo más complejos y que van a exigir unas pequeñas obras. Los más sencillos son los llamados de simple flujo, en los que la extracción y evacuación se realiza a través de esas estancias húmedas. ¿Cómo llega el aire viciado a ellas? A través de rejillas en las estancias y conductos de ventilación conectados a la salida. El aire renovado entra también a través de rejillas situadas en las paredes de las habitaciones que dan al exterior.
3. Sistemas de doble flujo
El otro sistema es el de doble flujo. ¿La diferencia? Que es una máquina la que extrae el aire viciado, pero también introduce el limpio, de manera forzada a través de ventiladores, extractores y tubos de ventilación. La ventaja es que este sistema lleva filtros purificadores y que, además, los hay con recuperadores de calor para que el aire entre a una temperatura de confort, ahorrando así en climatización.
¿Qué obras necesitan estos sistemas mecánicos? En ambos casos, falsos techos y columnas de pladur para ocultar los conductos por los que se realiza la ventilación. Además, se debe instalar una salida adecuada hacia el exterior, si no la hubiera. Por otra parte, en un sistema de simple flujo también habrá que abrir los huecos en los muros exteriores para colocar las rejillas por las que entre el aire limpio.
De cualquier forma, no se trata de obras complejas y estos sistemas se pueden instalar sin mayores problemas en todo tipo de viviendas. Si se está pensando en una reforma, será un momento idóneo para aprovechar e instalarlos. ¿Las ventajas? Un aire mucho más sano en nuestra vivienda, más comodidad, menos problemas de humedad ambiental y de condensación y, en definitiva, una mejor calidad de vida.