Ese bar, situado en el Eixample de Barcelona era todo blanco, lo cual lo hacía un bar frío.
Ahora se pintó en dos tonalidades por lo que lo hace un bar más cálido y acogedor.
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El resultado es espectacular, a parte de la evidencia de los colores, fue un reto porque tuvimos que trabajar de noche, así el bar seguía funcionando de día