En un estudio se puede leer, estudiar, trabajar con el PC, coser e incluso desarrollar tus hobbies. Actividades que suelen requerir que enfoquemos de cerca para ver mejor. Por eso es básico contar con unas buenas condiciones de iluminación. De lo contrario, pronto sufriremos picor de ojos, enrojecimiento, dolor de cabeza o algún otro problema derivado de la fatiga visual. Por no hablar de la concentración que muchas veces también se esfuma porque no vemos con nitidez. Toma nota de los consejos que te vamos a dar para acertar con el tipo de luz ideal para tu estudio.
En este artículo
- 1. La luz perfecta para leer o estudiar
- 2. Luz natural y luz artificial
- 3. Fíjate en el IRC
- 4. Combina iluminación directa e indirecta
- 5. Una luz que tu cerebro asocie con la actividad que desarrollas
1. La luz perfecta para leer o estudiar

En cualquier rincón de nuestra casa buscamos la luz idónea para la actividad que se desarrolla en ella. En el caso de habitaciones donde se estudia, o de cuartos de estudio, igualmente necesitamos una luz homogénea que permita crear el ambiente ideal para la actividad que vamos a desarrollar. La luz debe venir de arriba para no provocar sombras ni incómodos reflejos e iluminar nuestra mesa de estudio. Algunos prefieren un brazo articulado para dirigir la luz, otros prefieren una lámpara más larga que abarque más mesa. Depende sobre todo del tipo de trabajo que se desarrolle en ella y de si nos centramos en un punto o necesitamos tener una visión de conjunto amplia. De todas las luces que se ofrecen, siempre os vamos a recomendar las de LED que además de optimizar la energía, nos dan una luz idónea para estudiar.
2. Luz natural y luz artificial

La luz natural es la mejor aliada para el estudio. Es importante que lo tengas en cuenta desde el principio para ubicar bien el escritorio. Algunos prefieren colocarlo en un lateral de la ventana, otros debajo o frente a ella. Nunca de espaldas. Apostando por unas cortinas translúcidas trabajarás muy cómodo y con buena luz todo el día. Alíate con unas cortinas que te ayuden a tamizar la entrada de luz y el calor en los meses de verano. ¿Y cuándo no se puede contar con la natural? Entonces apostaremos por una luz artificial. ¿Fría, neutra o cálida? Las luz neutra de entre 4.000 y hasta 5.000 K es la más parecida a la natural, por eso se considera la mejor luz para estudiar, escribir, dibujar…
3. Fíjate en el IRC

¿Qué es el IRC? Es la medida que se usa para medir la capacidad de una fuente de luz de mostrar los colores de los objetos de manera "real". Siendo un despacho o zona de estudio en la que la concentración es básica, lo ideal es un IRC bajo para favorecer la concentración y evitar distracciones. En cuanto a los lúmenes, se suele recomendar estudiar con focos de luz que tengan un mínimo de 400 lúmenes. Si la iluminación es muy baja, puede provocar tensión en los ojos, reduciendo nuestra concentración y la productividad. En estos tiempos en que muchos trabajan en casa, es importante tenerlo todo en cuenta.
4. Combina iluminación directa e indirecta

Para lograr un ambiente bien iluminado y preparado para que rindas al máximo, se aconseja dotar el estudio o zona de despacho de distintas iluminaciones diferenciadas por zonas. Un error habitual es colocar solo una lámpara de trabajo, cuando lo que de verdad convencía es planificar una iluminación completa que ilumine homogéneamente todo el cuarto. En una habitación pequeña puedes establecer una luz general y otra focal utilizando una lámpara o flexo LED. Lo ideal es que esté en el lado contrario con el que escribimos para evitar sombras, sobre todo si tomas notas o escribes, y que disponga de un brazo por encima de tu cabeza y concentrado en el punto donde trabajas. La pantalla debe tener la mayor apertura posible, y la salida de luz oculta para no deslumbrar. Son muy prácticos los flecos lineales y los que ofrecen la posibilidad de regular la intensidad.
5. Una luz que tu cerebro asocie con la actividad que desarrollas

En definitiva, la luz perfecta en cualquier estudio o dormitorio donde también se trabaja es siempre natural. Y cuando nos falte, utilizar bombillas de luz fría (azules o blancas) porque imitan la luz del día y te ayudan a mantenerte fresco y despierto. Deja las luces cálidas para el salón o incluso ese rincón del despacho o dormitorio donde te relajas, favoreciendo así que tu cerebro asocie ese momento como de descanso y desconexión, y más tarde de sueño.