La parroquia de Cela se sitúa al este del Concello de Bueu, a la altura de las playas de Agrelo y Portomaior. La parcela se sitúa muy próxima a la costa, sobre una ladera natural que funciona como cauce de escorrentía superficial en los días de mucha lluvia. La finca posee una fuerte pendiente -desnivel de 5 metros- descendente en sentido oeste. Su ubicación y orientación le permiten disfrutar de una amplia panorámica sobre la Ría de Pontevedra.
Desde el principio, las intenciones de los propietarios fueron muy claras. Querían una "vivienda de estilo tradicional, con fachadas de piedra, con una habitación en la misma planta que la zona de día, con un semisótano lo suficientemente amplio como para poder celebrar fiestas con los amigos" y que además "fuese una vivienda de bajo consumo energético".
La vivienda proyectada pretende satisfacer las demandas de los propietarios al mismo tiempo que busca adaptarse a los condicionantes de su orientación y emplazamiento.
Se diseña así una vivienda compacta, que se desarrolla en 3 plantas -semisótano, planta baja y planta bajocubierta- y que se posiciona centrada, en el corazón de la parcela. La implantación del inmueble en el terreno se resuelve de tal forma que, este -originalmente con una pendiente constante descendiente hacia el oeste- queda articulado en dos plataformas horizontales independientes: la superior, que da frente a la fachada principal de la vivienda, y la inferior, a la que se abre el espacio del semisótano.
El proyecto respeta el programa de necesidades y el esquema general concebido con los propietarios. Los espacios vivideros principales de la vivienda se situarán en planta baja y bajo cubierta mientras que en planta semisótano se albergaban los usos trastero y cuarto de instalaciones. En la planta baja se ubican la estancia principal, la cocina, el dormitorio principal, un baño, un aseo y el lavadero. En la planta bajo cubierta se sitúan dos dormitorios, un baño y una zona poli-funcional tipo estudio, abierta sobre la estancia principal.
En cuanto a la imagen interior, los clientes decidieron apostar por una imagen intemporal que transmitiese sencillez, claridad y luminosidad. Para ello se optó por la combinación de tres tonos: el roble natural -visible en los elementos de carpintería interior y en el forjado de techo de planta baja-, el blanco -presente en paredes, techos y ventanas- y el gris, utilizado como elemento de contrate en el suelo de planta baja y en las escaleras. Esta combinación de tres tonos y acabados, permite obtener un fondo neutro, adaptable a cualquier estilo de mobiliario y perdurable al paso del tiempo y a las tendencias.
En cuanto a su imagen exterior, se busca como referente la caracterización formal, material y constructiva propia de la arquitectura residencial tradicional gallega: se utiliza la sillería de granito en la fachadas principales y se recurre a la fachadas de doble hoja de ladrillo revestida en las fachadas laterales. El formato y la tipología de los huecos varía en función del tipo de fachada.
Las referencias a la arquitectura tradicional se extienden más allá de los límites de la propia vivienda y se hacen patentes en el diseño de los espacios exteriores de la finca, donde se prevé la instalación de una pérgola que permita el crecimiento de sendas parras sobre los caminos interiores de la parcela.
En este artículo
