Estudio de interiorismo para un salón en una peculiar vivienda de Torredembarra (Tarragona).
En este caso, la forma del salón era poligonal atípica ya que su fachada era semicircular, como consecuencia, un reto interesante. Los techos eran altos y permitían grandes ventanales, en los que entraban los azules del cielo y los dorados del sol.
Por lo tanto, lo primero fue la búsqueda de como transformar sus formas en funcionales y encontrar una unión entre el interior y el exterior, ya que las vistas proporcionaban ese juego. De ahí la utilización de tonalidades azules, además de un color dorado tanto en muebles como en decoración. Todo ello, estaba también acompañado de una calidez que daban las maderas que ya se encontraban en su interior
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