Para el proyecto del hotel rural partíamos de una vivienda tradicional, de unos 100 años de antigüedad y en bastante mal estado de conservación. Se ejecutó una reforma integral con dos grandes desafíos: por un lado conservar en lo posible los elementos tradicionales como la escalera a la vez que se creaba una nueva distribución adecuada al nuevo uso y por otro intervenir en un conjunto histórico declarado BIC.
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El complejo cuenta con 8 habitaciones con baño privado con todos los servicios, salones de descanso y restaurante abierto al público con capacidad para 50 personas en interior y patio privada.