Pretendemos aportar soluciones contemporáneas concretas a una problemática creciente: el estancamiento en la evolución “natural” de un tipo arquitectónico, el cual acoge un uso cuyas premisas han cambiado, y siguen haciéndolo. El espacio docente infantil, no ha sufrido modificaciones en lo arquitectónico, o al menos no desde el núcleo del problema, y sin embargo afecta a un grupo de población que, por un lado, es cada vez más heterogéneo y, por otro, cuyos patrones educativos han cambiado. Desde el campo de la psicología, diferentes tesis sugieren cambios sobre las formas de aprendizaje del ser humano desde la infancia.
Por todo ello, no es una cuestión baladí decir que el paradigma actual de espacio docente es rígido y obsoleto y, más aún, cuando diferentes fuerzas convergen en emplazar la problemática escolar en el centro de atención de gran parte de la sociedad. En el trasfondo subyace un motivo primordial: las infraestructuras actuales son muy a menudo impedimentos físicos para el desarrollo de las nuevas teorías pedagógicas. Sería óptimo que el propio espacio fuera un instrumento más, latente, subliminal, de la educación del ser humano.
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