En un entorno rural de Cantabria, se propone rehabilitar un antiguo establo situado dentro de una finca particular para albergar una piscina cubierta y unos pequeños vestuarios. A fin de conservar la estética del entorno se decide mantener intacto el exterior del establo, y concentrar la intervención en su interior. Colores vivos, texturas indefinidas, reflejos, transparencias y geometrías limpias contrastan con la construcción autóctona haciendo tangible el paso del tiempo.l
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