La dueña es una enamorada de los violetas, quería pintar su negocio con esos colores y le propuse no solo pintar la peluquería sino darle un toque artístico y diferenciador.
Vió algunos de mis trabajos y fue muy sencillo... me dio carta libre si me ceñía al presupuesto. Me siento orgulloso de este trabajo porque demostré una vez más, que por el mismo precio de una pintura básica, se puede decorar.
Utilizé bruguer monocapa para los colores más fuertes y esmaltes resistentes para las zonas bajas que siempre se rozan fácilmente.
Con los dibujos disfruté como un niño y en ese placer añadido al trabajo encontré la recompensa en forma de sorpresa muy positiva cuando la dueña volvió de sus vacaciones y vió como había quedado su local.
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