Decoración low cost que luce más cara de su coste

El movimiento do it yourself DIY (o hazlo tú mismo), tuvo la culpa de que de la noche a la mañana todo fuera personalizable. Entre los "tuneos" más sonados, están los que se hacen partiendo de muebles muy básicos de IKEA (pero no son imprescindibles). Una vieja cómoda puede lucir espectacular y aparentar cara, solo con lijarla, darle una mano de pintura y cambiarle los tiradores o las puertas. En la red se pueden encontrar esas patas cónicas que te vuelven loca, y que al subir un mueble sobre ellas, hacen el mismo efecto que en nosotras los tacones: de look diario, a look con estilazo. Y todo sin tirar de tarjeta. 

De pega porque son falsas y "de pega" porque simplemente se pegan. Si tienes un pasillo sosito, prueba a ponerle unas espectaculares molduras y algún rosetón. Las de PVC son bastante económicas y fáciles de instalar. Lo mismo con las puertas o los frentes de armario. Cambiar el aspecto de estos muebles, para hacer que pasen de simplones a de lo más "cool", es tan fácil como pegarle unas molduras y atreverse con el color. ¿Tienes una pared grande en el comedor que no sabes cómo llenar? Apunta el truco: llénala de plafones de yeso y pinta encima. ¡Queda impresionante y es barato! 

Si hay algo que huele a caro y a lujo es el terciopelo o la piel. ¡Digno de primera clase! Pon en tu apartamento humilde un sofá de terciopelo, y será lo único que te llevarás el día que decidas mudarte. Una butaca, un sofá, las silla del comedor o incluso una descalzadora forrada con este textil tan suave y exquisito, pondrán el puntito de elegancia y glamour que necesitas. ¡Y todo sin gastarte un riñón! Lo mismo con las cortinas: todas las ventanas no las van a necesitar, pero donde puedas, date el gustazo de poner un par de caídas de terciopelo que arrastren un poquito ¿Y si no me llega el presupuesto? ¡No pasa nada! Busca una tela que aparente buena y "muy exclusiva" y tapiza unas sillas. ¡Mano de santo!

Las lámparas si son esculturales o de diseño también cuestan un ojo de la cara. Nos encantaría decirte que invirtieras en alguna, pero no siempre es posible. En su lugar, puedes invertir en otro tipo de lámparas mucho más baratas, pero también originales: date una vuelta por mercadillos y rastros buscando una lámpara a la que dar un baño de color con spray. O apuesta por las artesanales de fibras naturales, que también son exclusivas, pero tan baratas como para iluminar toda tu casa con el precio de lo que cuesta una de las primeras. ¡Encima son ecológicas! ¿Qué más se puede pedir? 

Casi todos los materiales nobles que imagines se pueden imitar con papel. Desde el mármol al terrazo (que vuelve), la madera o el cemento. Por supuesto, al final es mera apariencia y nunca tendrá las propiedades del material original, pero mientras llega la ansiada reforma, nos alegramos la vista con frentes de armario, encimeras de baño o incluso mesas de centro que parecen costar muchos ceros, y en realidad, cuestan muy pocos. Inspírate con las mesitas auxiliares que aparecen en la foto: ¿Te ves capaz de imitarlas con pintura y papel adhesivo, y que te queden "de categoría"? 

Hasta en la casa más minimalista del mundo hay sitio para un cuadro que nos alegre la vista. Una pared desnuda es como un jardín sin flor. Pero llenarla de cuadros caros, puede hacer un buen agujero en la cuenta. Imprime láminas descargables gratis en alguna imprenta (para sea una impresión de calidad "top") y ponle un marco bonito. Quizás no tengas ni que comprarlo, si reciclas uno antiguo con una manita de pintura. Con clavos adhesivos y cinta de doble cara, se pueden colgar un montón de cosas, sin necesidad de pedir la taladradora al vecino. Ya lo sabes: enmarca todo y sube de nivel. 

Vale que vamos a comprar poco, pero si al final lo haces, decídete por utensilios y objetos que digan algo. Escoge bandejas estampadas que llamen la atención, manteles originales, platos de color, alfombras con motivos originales... Si no tienes ahorros (o son para otra cosa), no te va a dar para grandes reformas, pero una manita de pintura a los azulejos, unas plantitas y toallas nuevas ¡hacen auténticos milagros sin que tengas que tirar de visa oro! Cambiar los grifos es algo relativamente barato y si sabes elegirlos bien, hasta pasar por caros. Elige los que abren en agua fría directamente y ¡sigue ahorrando! 

Toda la vida se ha dicho eso de ojos que no ven. Si el suelo de tu casa es un espanto, pero no puedes invertir ahora en uno que te guste, sin meterte en créditos, utiliza las alfombras para ocultarlo. La oferta es tan inmensa, que puedes elegir modelos ideales para el salón, bajo la mesa del comedor o incluso el pasillo. Y si te atreves, incluso hacer como en las casas señoriales, en las que no faltan las alfombras superpuestas para crear contraste, sumar calidez y a la vez delimitar espacios. ¿Te gusta el suelo hidráulico pero no lo tienes de origen, ni te da para una reforma? No pasa nada, investiga un poco y verás que hay un montón de alfombras vinílicas que lo imitan (al menos hasta que llegue el que deseas). Importante: fíjate en la calidad. Si es muy malo (o se ve muy falso) el nivel cae en picado.