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Uno de los requisitos de JC y F es el de generar intimidad en un entorno donde las casas están tan juntas que las miradas indiscretas acaban siendo inevitables. Desde el principio la planta del proyecto se enrosca hasta crear una herradura orientada a sur. Este gesto permite aislar una porción de jardín interesante. En él se van a plantar dos grandes árboles. Un entorno en el que los niños pueden jugar, protegidos de miradas y del sol, pero controlados desde prácticamente cualquier punto de la vivienda.
“Nosotros no somos nada modernos”, nos cuentan JC y F en la primera entrevista. Por suerte así es. Son 100% prácticos y no les interesa nada la imagen que pueda acabar teniendo la casa siempre y cuando responda a su forma de ser.
Comodidad y confort en toda la vivienda.