Centro de Educación infantil y Primaria (3+6) en Pastriz (Zaragoza).
UN CAMINO PERSONAL.
Los arquitectos actuales somos, en general, un gremio de ensimismados yaburridos.
En la antigüedad, se condensaban en la arquitectura todas las artes conocidas.Los edificios integraban en armonía a la pintura, escultura, cerámica, caligrafía,
etc.
Los artistas disponían de independencia para plasmar sus creaciones y a menudo eran llamados a participar en edificios concretos para dotarlos de una mayor trascendencia.
Ese sistema de convivencia entre las artes se consideraba natural e impregnaba los edificios públicos, pero incluso tenía su reflejo en la residencia,especialmente en su imagen ofrecida al exterior.
La ruptura del movimiento moderno y su aversión al ornamento, trajo como consecuencia la elevación de la arquitectura por encima del resto de las artes.
La corriente de libertad compositiva ya iniciada a finales del siglo anterior se sirve de los nuevos materiales, acero y hormigón para realizar nuevas estructuras que hoy podemos considerar como verdaderas obras de arte.
Sin embargo, la tendencia marcada por aquel cambio profundo que, entreotros logros, ha permitido generalizar el acceso a la vivienda, ha dejado al margen, en ese titánico esfuerzo, aquella concepción original de la arquitectura como lugar de encuentro de todos los artistas.
El movimiento moderno condensó en un corto período a varias generaciones de arquitectos que supieron captar las necesidades de los tiempos y fueron capaces de crear nuevos modelos en todos los campos del arte. Recordemos que todos aquellos maestros arquitectos (Aalto, Le Corbusier, etc. ) lo eran también en pintura, escultura, diseño de muebles, etc.
Sin embargo, a día de hoy todos reconocemos que la generalización de los logros de la arquitectura moderna ha contribuido a la vulgarización de nuestrasciudades. La proporción entre maestros y edificios ha caído a mínimos
históricos.
Es tiempo de asimilar aciertos y advertir las aberraciones, de reconocer el mérito de los maestros en anticipar el futuro pero también en concluir que no podemos dejar el espacio urbano de nuestras ciudades únicamente en manos de los arquitectos.
Desde aquí, reclamo una mayor atención hacia el resto de las manifestaciones artísticas que han integrado la arquitectura desde su origen, y por ello una mayor dedicación de los arquitectos hacia ellas o, en su defecto, la humildad necesaria para ceder el protagonismo a aquellos que cultivan las bellas artes mediante un lienzo, arcilla u ordenador.
Hemos de reconocer que tenemos el control sobre una gran cantidad de recursos, y debemos de devolver a la sociedad mucho más de lo que, en general, estamos haciendo.
Para ello, creo que es necesario integrar en nuestros equipos a verdaderos artistas, ofrecerles nuestros muros-lienzo, los zócalos, las bóvedas planas; darles y darnos una oportunidad de crear una obra de arquitectura no
moderna, de apartar el aburrimiento de nuestras ciudades.
Miguel Angel Palasí. Arquitecto.
Agosto 2010
En este artículo
Proyecto y dirección de obra del CEIP (3+6) de Pastriz