En una parcela situada en la falda del macizo de Sant Llorenç, en los límites del parque natural, situamos esta casa. Con la calle de acceso a la parte superior y una torrentera natural en la parte inferior de la parcela, concentramos el programa de la vivienda en la parte superior, la más cercana a la calle, dejando el resto de parcela en su estado original.
La casa pasa a ser un filtro entre lo urbano y lo natural, generándose en dos plantas, con un gran doble espacio sobre el comedor que nos abre vistas hacia el macizo y la parte natural inalterada de la parcela.
La casa esta muy conectada con el exterior, abierta con grandes ventanales, pero puede convertirse en intimista al cerrarse mediante unos paneles de lamas de madera, dándonos una fachada cambiante a lo largo del tiempo y los usos de los propietarios.
En este artículo